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26 de febrero de 2010

La aguja del pajar


Buscado, originalmente cargada por Julikeishon -dibujos-.
Alguien me dijo una vez que, para encontrar una aguja en un pajar, había que ir de a poco, aplastando las pajas con ambas ambos, como aplaudiendo; las pajas se doblan, se quiebran, pero la aguja no. La aguja se clava en la palma de la mano y así te das cuenta de que la encontraste.
Además de que, como método, parece inverosímil, te hace pensar si de verdad valía la pena buscar la aguja. Hay cosas que es mejor dejar que se pierdan.

24 de febrero de 2010

El fin de la Historia


Urbi et orbi, originalmente cargada por Julikeishon.
“Todo comienzo y todo final supone siempre una exclusión. Todo corte en la delicada línea del tiempo es siempre un acto violento de arbitrariedad del cual solemos arrepentirnos, juzgando necesario un corte más abarcador. Al final de cuentas, volvemos al límite inicial para no abrazar toda la Historia...”
Tabb Capslocke en Historia del Universo

17 de febrero de 2010

Los inmortales


Reverde sin causa (PS), originalmente cargada por My Buffo.
Juan Martín Pérez Ruitort ha consagrado su vida a comprobar empíricamente la existencia de seres mitológicos, comúnmente calificados como “sobrenaturales”, “fantásticos” e “imposibles”.
En una de sus azarosas indagaciones, creyó dar con los inmortales. Dejó anotado en su diario:
“Los inmortales existen. Los he visto. No tengo aún pruebas, pero sí indicios. Sé que son ellos por su comportamiento, por su indiferencia ante la muerte.
”Estaba en mi automóvil, por la avenida, avanzando unos dos o tres kilómetros por hora por debajo del máximo permitido. Y entonces un hombre se lanzó a cruzar a mitad de calle, en un lugar que,
a priori, no estaba habilitado para tal fin; quizás le convenía cortar camino y se lanzó al asfalto sin pensárselo más. Ni siquiera miró hacia mí o a los otros automóviles que marchaban por la avenida; vista al frente, concentrado en el otro lado, el inmortal cruzó y punto. Nadie lo tocó, pero creo que no le habría importado sufrir un golpe.
”Comencé a prestar atención, observando a cada peatón con detenimiento: los había cautelosos, prudentes, e incluso miedosos; pero otros, en cambio, mostraban la misma actitud que aquél, totalmente arrojados, despreocupados, casi insolentes. Estaba claro que les daba lo mismo ser atropellados que no. Son los inmortales”.

Poco después de escribir estas notas, Pérez Ruitort murió, dejando su obra inconclusa. Nadie ha continuado sus investigaciones.

El árbol del ahorcado


El árbol del ahorcado, originalmente cargada por Julikeishon -dibujos-.
“Al amparo de las oscuras murallas sólo hay silencio. La muerte vigila, una sombra somnolienta vagando entre los árboles marchitos y la niebla espesa de resplandores fantasmales. La cuerda cruje contra una rama, despacio, suavemente, mecido el cuerpo por una brisa imperceptible. Una advertencia última para el viajero extraviado, un signo, una señal. A los pies de la fortaleza que sólo ven quienes van a morir, no hay otro vestigio de vida.”
Juan Pedro Soco Urtizberea

14 de febrero de 2010

Inspiración


Se sienta a una mesita vieja y enclenque, con las patas astilladas, el barniz descascarado, el cajoncito trabado y desfondado. Encima hay unos papeles en blanco, un cuaderno rayado de espiral y un bolígrafo azul, de los comunes.
Está cansado. Bosteza con pereza y estira los brazos. Toma el bolígrafo y garabatea rayitas en los márgenes del cuaderno. Aparece alguna letra suelta, un ojo, figuras abstractas y tachones, que van poblando sin control el angosto trozo de papel. El resto permanece impoluto.
Empieza a escribir, o quiere empezar a escribir, pero no se le ocurre nada. Prueba con lo primero que se le viene a la cabeza:
“Se sienta a una mesita vieja y enclenque…”

El péndulo, originalmente cargada por My Buffo.

10 de febrero de 2010

Voluntario


El joven Jean-Pierre Domecq deseaba con toda su alma participar en la Gran Guerra y así poder expulsar a los alemanes de la tierra de su bisabuelo (por línea matera).
Se alistó en cuanto pudo, recibió la instrucción militar básica y debió recorrer muchos kilómetros desde su casa hasta el frente de batalla. Allí, debió aguardar pacientemente en la retaguardia a la espera de las órdenes que lo lanzarían a la trinchera.
El 10 de noviembre de 1918 fue enviado a primera línea, pero no hubo indicación alguna de ataque. No obstante, la paciencia, el valor y el deseo de entrar en combate fortalecieron el espíritu de Jean-Pierre.
Murió el 11 de noviembre a las diez horas y veintitrés minutos, cuando a su compañero de filas se le disparó accidentalmente el fusil (¿ansiedad, tal vez?), poco antes de que se diera la orden de asaltar la trinchera enemiga. Su cuerpo fue contado como uno más en la innecesaria masacre.
A las once en punto, la guerra había terminado.

5 de febrero de 2010

Deseo en falso


Rincón lovecraftiano, originalmente cargada por Julikeishon en Basel.
Cierta vez, un hombre arrojó al estanque de los deseos una moneda
falsa y pidió un deseo. El deseo se cumplió, pero sólo en apariencia.