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30 de julio de 2010

Paramnesia

Yo creía tener problemas de memoria. A veces las cosas no eran tal como las recordaba. Por ejemplo, solía pensar que la vieja bicicleta de mi abuelo era amarilla, pero hace poco encontré una foto antigua y descubrí que no, que era roja. También estaba convencido de que mi maestra de tercer grado se llamaba Marta, pero resultó ser Mirtha; o que mi primer día de jardín había sido soleado, cuando en realidad llovía.
Los detalles se me escapaban. No lo grueso ni lo importante. Pero sí los detalles. Comencé a preocuparme: cada vez que veía una foto, leía una revista vieja o encontraba documentos antiguos, tenía la sensación de haber vivido equivocado. Así que fui al médico y le pregunté: “¿Es grave doctor?”
El hombre me miró serio, respiró profundamente y me explicó: “Mire, no parece muy grave, no. He tenido casos más severos que el suyo. Pero le mentiría si le dijera que tiene cura. Voy a serle sincero: su problema se debe a una serie de anomalías espacio-temporales provocadas por viajeros del futuro que intervienen en el pasado generando ramificaciones en la línea de tiempo apenas sensibles, derivando a algunos individuos como usted a universos paralelos donde las cosas no son exactamente como las recuerdan. Pero tranquilo, mientras sólo sean detalles no le impedirán hacer vida normal. Otra cosa sería que usted viniera a decirme, como el paciente de hace unos días, que durante casi todo el siglo XX existió un extraño país monstruoso denominado Unión Soviética y que se disputó el dominio del mundo con otro llamado Estados Unidos. Entonces tendríamos un problema.”

29 de julio de 2010

Falacias

Las falacias son, según Irving Copi, razonamientos lógicamente incorrectos. No deben confundirse con falsedades: las falacias pueden producir conclusiones verdaderas, como esta:
  • Todos los hombres tienen el pelo verde.
  • Sócrates es un perro.
  • Luego, Sócrates es mortal.

28 de julio de 2010

La muerte, después de la vida

La humanidad se pregunta, desde la noche de los tiempos, qué hay después de la muerte (si es que hay algo). La pregunta se repite y se suceden las respuestas fantasiosas, tan elaboradas como reiterativas, iguales a la metáfora sobre el Origen encapsulada en el sintagma ‘la noche de los tiempos’.
Nadie que haya pisado el reino que se extiende más allá de los oscuros muros de la Muerte ha regresado jamás para relatar qué hay (o no hay) del otro lado. Algunos moribundos hablaron de una luz al final del túnel (otra figura retórica que, en este caso, designa esperanza), pero nadie puede confirmar que sus recuerdos correspondan al exacto momento en que sus funciones vitales estuvieron paralizadas y no a otra etapa de su vida como, verbigracia, el nacimiento o una excursión al Karst esloveno.
Hay, por tanto, dos certezas claras en torno al gran misterio que aqueja al ser humano: la primera de ellas es que la humanidad jamás podrá dar una respuesta en voz alta sobre el destino final de nuestras almas (si es que hay almas, si es que hay destino final); la segunda, que cada uno de nosotros acabará sabiéndolo tarde o temprano.
Quizás por ello el famoso ‘Asesino de la Revelación’ escribía a sus víctimas unas sugerentes invitaciones a la que sería su última cena, en las que afirmaba gozoso: “Esta noche, después del postre, sólo unos pocos elegidos podrán conocer, finalmente, la respuesta al Misterio más importante de la vida.”
Además de por quince asesinatos, fue condenado por estafa. Cobraba a razón de cien dólares el cubierto.

23 de julio de 2010

Espejito, espejito...

(Para Illustration Friday, "Double")
A veces sólo vemos lo que queremos ver.
(Haga click en la imagen para zoom)

El problema de la delincuencia organizada

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Rastaman, originalmente cargada por My Buffo.
Todo comenzó cuando el detective Carl Meldan descubrió a un espía ruso infiltrado en una banda de narcotraficantes mexicanos a las afueras de El Paso, Texas.
Durante una redada, los policías de El Paso habían apresado a un tal Juanito Sánchez, quien estaba fichado por delitos anteriores vinculados al tráfico de drogas y el delito organizado. En el sistema también figuraba que tenía una causa pendiente por homicidio en San Francisco, así que llamaron al encargado del caso, el detective Meldan.
Después de cinco años de investigación y numerosos conflictos con la DEA, el FBI, la NSA y el NCIS, el tenaz detective Meldan descubrió (y consiguió probar más allá de toda duda razonable) que Juanito Sánchez era en realidad Nikita Kiriakov, ex agente de la KGB.

19 de julio de 2010