© Todos los derechos reservados.

26 de octubre de 2013

Teología absurda

–Oiga, estimado, ¿por qué cree usted que Dios tiene tres patas?
–¿Perdone? ¿Tres patas?
–Sí, tres patas.
–¿Se refiere usted a la Santísima Trinidad?
–No, a tres patas, pies, piernas… Ya sabe.
–No, no sé.
–Pues debería saberlo, ya que es usted quien cree que Dios tiene tres patas.
–¡Yo no he dicho nunca que crea semejante cosa!
–Sí lo dijo. No directamente, pero sí lo dijo.
–¿Cuándo, cómo?
–Cuando dice que Dios es todo.
–¿Y eso qué…? ¿Cómo…? Explíquese.
–Si Dios es todo, también es un ser con tres patas, supongo.
–No sé si lo sigo…
–Vamos a ver: ¿cree usted que Dios es lo pasado, lo presente y lo futuro?
–Sí, por supuesto: es el alfa y el omega.
–¿Cree que Dios encierra en sí todas las posibilidades de la Creación?
–Claro, es el creador, es quien hace posible todo lo posible.
–¿Cree que Dios puede adoptar cualquier forma, como un arbusto en llamas o un hombre barbudo de Nazareth?
–Dios se manifiesta de muchas formas, sí.
–¿Y no podría ser, entonces, un individuo con tres patas?
–Como poder, podría, pero… Escúcheme, ¿a qué viene tanta obsesión con que Dios tenga tres patas?
–No sé, a mí no me pregunte. Es usted el que cree en esas cosas.