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15 de diciembre de 2010

Apocalipsis

Alcé mi vista a las estrellas. Su luz antigua era lo único que quedaba de aquel mundo que yo había conocido.

De largo


Anónimo, originalmente cargada por Lewenhaupt.
Mira en el teléfono pero no hay cobertura. Debería, pero no hay.
Maldice por lo bajo, revolea los ojos, resopla, hincha las alas de la nariz e inspira aire.
Tiene que mandar ese mensaje, o llamar. Es importante, cree. Además, ellos le tienen que decir en qué estación bajarse o se va a seguir de largo.
Se va a seguir de largo.
Recuerda las veces que se pasó de estación. En la línea A, o en algunas de la D, por ejemplo, tuvo que volver a pagar el cospel. El viejo cospel de subte. Ahora ya no hay cospeles. Y las líneas son más largas.
Antes no. Antes, cuando viajaba todos los días al colegio. Al volver cansado, en esa noche eterna del subterráneo, veía su reflejo y el de los otros en el vidrio oscuro bajo la luz artificial, como de morgue, convertidos en rostros abatidos, sonámbulos, demacrados. Y se imaginaba que el tren no iba a parar, que iba a seguir de largo hacia esa última estación que no figuraba en ningún plano. El tren de los muertos. Un cargamento de almas hacia su última parada.
Lo obsesionaba la idea: un día cualquiera, el túnel se haría más largo que nunca, el aire más cálido y espeso, los minutos interminables. Entonces llegarían a un apeadero antiguo, de aspecto abandonado, con azulejos resquebrajados y humedad en los techos. Una iluminación tenue y amarillenta les daría la bienvenida. No tendrían más remedio que bajar y caminar hacia la única salida, un pasillo descendente con curvas y contracurvas y escaleras y grietas. Al final del pasillo…
Vuelve la cobertura. Se apresura a teclear con el pulgar, leyendo con atención en la pantallita iluminada donde se multiplican las abreviaturas, las faltas de ortografía y los códigos de símbolos. Le va a dar “enviar”, pero la cobertura se pierde otra vez.
Se resigna. Al final, se va a seguir de largo.

Coherente

“A los asesinos habría que matarlos a todos”, me dijo. Y se suicidó.

Creyente

–Hola, ¿cree usted en Dios?
–No.
–¿Y en dioses?
–Tampoco.
–¿En la suerte o el destino?
–No.
–¿En la ciencia?
–¿Y eso qué es?
–¿Cree en algo?
–Creo que no.

12 de diciembre de 2010

Formas autodefinidas


Mirando al pasar un mapa, descubrí que las Islas Malvinas (o las Falkland, para los gringos) tienen forma de nube. ¿Forma de nube? Sí, forma de nube. Como esas nubes hechas de jirones, que construyen arremolinadas figuras de barcos fantasmas con sus grises velas desgarradas, de arcángeles en plena batalla con sus cabellos blancos al viento o de, por qué no, la silueta irregular y accidentada de las Islas Malvinas.

6 de diciembre de 2010

Chistonto infinito


Solo apto para matemáticos y para aquellos que hayan prestado atención durante las clases de le escuela primaria.

30 de noviembre de 2010

Tren de vida


Vías (PS), originalmente cargada por My Buffo.
En la antigua ciudad construyeron un ferrocarril circular, cuyas estaciones de salida y terminal eran la misma. De hecho, no se sabía cuál de las cuatro paradas era la principal.
El circular conducía a cuatro zonas estratégicas de la urbe: una, donde se ubicaban las guarderías, las escuelas, los colegios y las universidades; otra, donde se encontraban las oficinas, los bancos y los comercios; en la tercera estaban las viviendas, las residencias de ancianos, los parques y los hospitales; en la última, estaban las fábricas, el aeropuerto y el cementerio.
Alguien pretendió ver aquí una metáfora del tiempo: el círculo de la vida sobre raíles, donde cada apeadero era una estación del año (primavera, verano, otoño e invierno) o un momento en las edades del ser humano (juventud y aprendizaje; madurez y trabajo; vejez y descanso; muerte y final).
Pero el tren dejó de operar por falta de pasajeros y la ciudad continuó su vida sin mayores inconvenientes.

Descubrimiento ambiguo

Yo era perfeccionista hasta que descubrí que era inútil.

21 de noviembre de 2010

Solipsistas


Los domingos al sol, originalmente cargada por My Buffo.

Marta y yo íbamos (como todos los domingos desde que empezaba el otoño) a repartir algunas mantas entre los indigentes a los que no podíamos convencer de que pasaran la noche en nuestro refugio. Nos topamos con uno que estaba medio borracho, tomando el sol en una escalinata. Era uno que siempre nos evitaba, que huía apenas nos veía venir; pero aquel día lo sorprendimos dormitando y no le dimos tiempo a emprender la fuga.
    –Sírvase, bueno hombre, que esta noche va a hacer mucho frío –le dije yo, respetuosa, mientras le sacudía un poco el hombro.
    –¿Seguro que no quiere pasar la noche en nuestro refugio? –intentó convencerlo Marta.
    –No hace falta: soy solipsista –contestó él.
    Marta y yo nos miramos sorprendidas, sin acabar de comprender qué estaba diciendo el indigente. Me animé a preguntar:
    –Perdone, pero… ¿y eso qué tiene que ver?
    –Que el mundo no existe –dijo él, categórico, arrojando un apestoso aliento a vino barato–. Hace frío o calor porque yo me lo imagino así. Para ponerle un poco de emoción, ¿sabe? Así que no necesito mantas ni refugios.
    –Vamos, hombre –le dije yo, con la vista en sus dedos maltratados por las inclemencias del tiempo–, si no quiere venir, al menos tome esta manta. No le va a hacer mal.
    –Aunque, si nos acompaña, podremos darle una sopa caliente, y hasta se podría duchar o cambiar de ropa –insistió Marta, que hacía malabares para evitar el fuerte olor corporal que el viento arrastraba hacia su posición.
    –Nada, no quiero nada. Muchas gracias por venir. Aunque me tendría que dar las gracias a mí mismo por hacer que vengan –especuló él, sorbiendo un trago del tetra-brik.
    –Deme las gracias por la manta, por favor –porfié, extendiéndole una muy gruesa, de diseño escocés.
    –¡La manta no existe! –vociferó entonces el indigente– De hecho, usted y su amiga tampoco existen, solo están en mi cabeza. Vienen para hacerme hablar, para que piense otra vez, para hacerme recordar que no hay nada excepto mi mente, que es un ente incorpóreo que habita en la eternidad de un infinito sin dimensiones espaciotemporales, ¿se da cuenta? Usted y su amiga no están ahí, son apenas una forma retorcida que tengo de hacerme decir a mí mismo: “No hay mundo, no hay realidad, únicamente tus pensamientos…”
    –¿Pero qué pensamientos ni qué ocho cuartos? –se ofendió Marta– Somos personas de carne y hueso, ¿ve? –y se pellizcó un brazo.
    –¡Eso es lo que quería que me dijera! ¿Lo entiende? –rió el borracho– ¡Está diciendo exactamente lo que yo imagino que va a decir! ¡Ja! ¡Es genial!
    Marta y yo volvimos a mirarnos incrédulas y decidimos no continuar con ese sujeto. Marta ensayó un saludo y dijo algo así como “estamos acá a la vuelta, por si se arrepiente”, y nos fuimos de ahí. Cuando estábamos a más de cien metros, le dije a Marta:
    –¿Será siempre así, o solo ahora porque está borracho? ¿O acaso está loco y se construyó un universo paralelo para escapar del dolor, un universo donde sus males son apenas un producto de su imaginación?
    La respuesta de Marta no pudo ser más inquietante:
    –Imaginé que preguntarías eso.

18 de noviembre de 2010

Dignidad


Gato camionero (PS), originalmente cargada por My Buffo.
Una vez vi un gato moribundo. Estaba reposando al sol sobre un camión, vigilando su feudo baldío. Así no podía saberse que tenía las horas contadas. Conservaba su postura arrogante, sus ojos incisivos, su mansa intimidación.
    Era un callejero, un sobreviviente. Consciente de que le llegaba su momento, mantenía la compostura. No quería dar señales de debilidad, ni siquiera ante la muerte.
    Cuando pasé a su lado, me siguió con la mirada. Apenas giró la cabeza, despacio, acompañando mi trayectoria. Me clavaba la vista desafiante. No hizo ademán de levantarse ni de huir. No estaba en sus planes retroceder. No podía.
    Me detuve junto a él. Agachó las orejas y entrecerró los ojos. Estiré lentamente una mano hacia su hocico. Encogió la cabeza y emitió un gruñido mudo. A medida que mi dedo se aproximaba a su nariz, el bufido se volvía más agudo. Cuando estuve a punto de tocarlo, abrió sus fauces y lanzó un maullido de guerra. Pero se quedó firme en su posición.
    Retiré mi mano y me fui. Lo dejé en paz. Él no agradeció mi gesto. No tenía por qué. Yo, en cambio, me volví una última vez y lo saludé con respeto.
    Cuando sea mi turno, quiero morir con esa dignidad.

12 de noviembre de 2010

La misión

El señor Eugenio Villa fue un famoso polígamo. Podría decirse que era un marido serial, pues su comportamiento se asemejaba más al de un psicópata que al de un padre de familia.
    Su rutina, supo la policía, era siempre la misma: llegaba a una ciudad, seducía a una mujer joven y fértil, y engendraba dos, tres, cuatro o cinco hijos varones hasta que nacía la primera niña; entonces abandonaba el hogar y partía a otra ciudad, donde reemprendía la secuencia.
    Eugenio tenía una rara obsesión con la niñas, una extraña fijación que no parecía corresponderse con sus huidas repentinas. Las mujeres del polígamo declararon en los juzgados que su marido no mostraba entusiasmo alguno ante el nacimiento de los hijos varones y, en cambio, se emocionaba hasta las lágrimas cuando conocía que una mujercita estaba en camino. En su falta total de interés por los niños, dejaba a sus madres escoger los nombres (Esteban, Matías, Epifanio, Juan, Rodolfo, Sergio, Carlos, Florencio, Martín, José, Sebastián, Francisco, Federico, Nicolás, Julián, Timoteo, Jorge, Humberto, Ernesto, Brian y Bruno); los investigadores supieron que apenas intervenía para evitar que se repitieran apelativos entre hijos de distintas familias. En cambio, con las niñas era inflexible: todas tenían que llamarse Mara.
    Lo arrestaron cuando su séptima esposa acababa de traer al mundo una nueva chiquilla. Eugenio no estaba en el hospital, sino en el garaje de su casa, cargando unas pocas pertenencias en un auto robado, dispuesto a abandonar la ciudad. Al abrir el portón para salir, descubrió que estaba rodeado de policías. Uno de ellos, mientras le ponía las esposas, recitó la frase que había estado ensayando todo el día:
    –Se acabó, Eugenio. Nunca vas a conseguir la octava Mara Villa.

10 de noviembre de 2010

A dos bandas


Sincronizados, originalmente cargada por Lewenhaupt.

Carlos buscaba el golpe definitivo. Llevaba jugando (y perdiendo) al billar demasiado tiempo, y ya era hora de empezar a ganar. “Tranquilo, todo llega”, le decían los otros. Pero a Carlos se le acababa la paciencia.
    Fue el viejo del bar de Boedo quien le dijo que había un lugar, en Avenida de Mayo, donde se juntaban los que sabían de verdad. Ahí se hacían cosas realmente importantes; o al menos eso se decía. Le recomendó que fuera, que mirara y que intentara descubrir el secreto. Si tenía suerte, alguno se lo iba a explicar.
    Carlos fue y pasó ahí noches enteras. Pero no percibía nada fuera de lo común, nada que él no hiciera ya. Los jugadores acertaban poco y se equivocaban tanto como él, o incluso más. Todos parecían sumidos en la misma mediocridad de los ambientes que Carlos frecuentaba. ¿Dónde estaban esos que sabían la verdad, el gran secreto del billar?
    A punto de perder las esperanzas, una noche los vio. Al fondo, dos tipos, cada uno en su mesa. Parecían estar en sus propios asuntos cuando, de pronto, empezaron a moverse en sincronía, como si uno imitara los movimientos del otro en tiempo real. Calcados como reflejos en un espejo, ambos tomaron sus tacos, se inclinaron sobre la superficie de paño, midieron y golpearon la bola con idéntica ceremonia. Las esferas describieron iguales trayectorias en los rectángulos, golpearon dos bandas y remataron la jugada; cuando dejaron de rodar, quedó dibujada la misma constelación de bolas sobre ambos tapetes verdes. Y los dos jugadores contemplaban el diseño con uniforme postura: el taco vertical, aferrado por la mano izquierda un poco más arriba que la derecha, los hombros relajados y la cabeza ligeramente inclinada hacia delante.
    “Ése es el golpe”, pensó Carlos, “tiene que ser el golpe”. Se encaminó hacia los jugadores. “Tengo que pedirles que lo repitan”, se dijo, “tengo que convencerlos de que lo vuelvan a hacer”. Pero antes de que llegara a ellos, el hechizo se esfumó. Cada jugador cambió de posición y habló con sus otros contrincantes de manera disímil, en una aberrante asimetría que parecía destruir la armonía del Cosmos.
    Carlos, no obstante, avanzó hacia las mesas del final. Se plantó entre ambas, aun maravillado por la perfecta consonancia de las esferas, y dijo a los jugadores:
    –Tienen que enseñarme ese golpe.
    Los dos extraños se miraron y luego a Carlos.
    –Ni idea, pibe. Yo es la primera vez que juego –le dijo uno.
    –Yo llevo años –dijo el otro–, pero este golpe no tiene nada de especial. De hecho, es bastante malo.
    –No puede ser –insistió Carlos–. Acaban de hacer los dos exactamente el mismo golpe. No puede ser casualidad.
    Los jugadores volvieron a mirarse entre sí con expresión entre incrédula e indiferente, y decidieron ignorar a Carlos, que permaneció unos segundos inmóvil, esperando una respuesta que no llegaría. 
    El juego siguió, las bolas continuaron rodando y sobre los paños se perfilaron esquemas cada vez más desiguales. Se sucedieron las pifias, los errores y las victorias del menos malo. Carlos se resignó, suspiró amargamente y se fue para no volver.
    Apenas cruzó la puerta hacia la calle, en todas las mesas de billar se lanzó la misma jugada: las esferas giraron, golpearon las bandas y chocaron con idéntico ímpetu, a idéntica velocidad, con idéntico ritmo; y los jugadores sonrieron con la misma sonrisa e idéntica satisfacción. 
    Y entonces, en algún lugar del Universo, nació una estrella.

1 de noviembre de 2010

Payada intelectual



NOTA DE PRENSA
III Congreso Internacional Internet y Sociedad

“Internet está condenada a desaparecer”

La segunda jornada del Congreso Internacional Internet y Sociedad tuvo como orador principal al uruguayo Washington Polidoro, historiador especializado en tecnología. El argentino Alberto Pisculitti se encargó de ofrecer el contrapunto.

Por Juan Contreras. ENVIADO ESPECIAL.

“Internet está condenada a desaparecer”, afirmó rotundo el catedrático Washington Polidoro. “Incluso el fenómeno redundante conocido como redes sociales es tan sólo una moda pasajera, como lo fueron primero los BBS o los blogs.”
Así de categórico comenzaba su disertación el pensador uruguayo, durante la ponencia que abría la segunda jornada del III Congreso Internacional Internet y Sociedad que se está celebrando en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires.

22 de octubre de 2010

Consejos al consumidor (III)

    Normalmente los compramos llenos de ilusión y esperanza. Nos parecen útiles, modernos, fiables e incluso agradables a la vista. Llegamos a creer que son la solución a todos nuestros problemas.
    Pero una vez que los metemos en casa comienzan a aflorar todos los vicios ocultos. Al segundo día fallan y nos decepcionan. A partir de entonces nos dan más problemas de los que resuelven, mientras su mantenimiento nos cuesta cada vez mayores cantidades de dinero.
    Y eso no es todo. Pareciera como si se adueñaran de nuestra vida y nos hicieran creer que nada es posible sin ellos. Sin que sepamos cómo, nuestros destinos están en sus manos.
    Por eso desaconsejamos categóricamente la adquisición tanto de ordenadores como de políticos.

19 de octubre de 2010

Belleza

El Periódico. Sábado 12 de julio de 2003
Libros / Lanzamientos
DE LA NATURALEZA INTERESADA DE LA BELLEZA
(Hipótesis no falseada) ·
Por Juan Contreras


Modelando, originalmente cargada por Julikeishon en Suiza.

 La publicación del reciente libro de Rodolfo Martínez Aranda, catedrático en Sociología de la Universidad Complotada de Madrid, revela aspectos importantes del comportamiento humano que, a la vez que polémicos, traducen verdades silenciosas en hipótesis científicas.

El trabajo, titulado Mundo de quimeras, incluye un interesante capítulo que ha dado en llamar provocativamente “La belleza de los pijos” [pijo es el término con el que los españoles designan coloquialmente a los miembros de las clases media-alta y alta; el equivalente rioplatense es “cheto” o “concheto”]. En él se expone una de las tesis más arriesgadas y conflictivas de todo el volumen, a la vez que pone de manifiesto los más bajos instintos humanos: según Martínez Aranda, “existe una mayor probabilidad de encontrar personas bellas entre las clases altas y medias-altas; ello no se debe tanto a razones étnicas, a la buena alimentación, o al dinero y tiempo invertidos en el cuidado del cuerpo, sino al mero comportamiento rastrero e interesado de las clases inferiores”.

Mentiras piadosas

Un insomne me preguntó una vez qué eran los sueños y qué las pesadillas. Le dije que los sueños eran como películas absurdas, como el cine de autor o un videoclip sin sentido; y que las pesadillas eran como filmes de terror clase B. En definitiva, le dije que no se perdía gran cosa. Fue una mentira piadosa. Debí decirle que los sueños eran la verdadera esencia de la vida y que él estaba sufriendo una pesadilla.

Chistonto (x II)

(Son pruebas, no se asusten. Con ustedes: el Espantapájaros enamorado.)

13 de octubre de 2010

Navidad crítica


Infeliz Navidad, originalmente cargada por My Buffo.
Yo quería creer en Papá Noel y me portaba bien todo el año. Si hubiera sabido que era la Crisis quien elegía los regalos…

12 de octubre de 2010

Chistonto (I)

Aunque no lleve firma (porque lo monté en Fotochot e Indisáin y me se olvidó incluirla), lo hice yo solito...

11 de octubre de 2010

Artilugios del habla

Un investigador creó una máquina para comprender idiomas. Conectándose unos electrodos a la cabeza, un sujeto podía entender todas las lenguas sin necesidad de estudiarlas.
Al mismo tiempo, un inventor construyó otro artilugio: una suerte de máscara-altavoz a través de la que una persona podía expresarse en cualquier lenguaje deseado. Bastaba con hablar en la lengua materna y el aparato se encargaba de traducir en simultáneo.
Ambos inventos adquirieron fama y pronto se comercializaron por todo el globo. Al cabo de un par de años, no hubo quien no tuviera en su poder al menos uno de los dos prodigios.
De este modo, humanos de distintas razas, culturas y sensibilidades nacionales pudieron comunicarse entre sí con natural fluidez.
Pero pasado el entusiasmo inicial siguió habiendo mentiras, malentendidos, ofensas, conspiraciones, y la mayoría de la gente continuó sin tener nada importante que decir.

3 de octubre de 2010

Infierno

Quienes padecen de insomnio están en el infierno, condenados por algo terrible que han hecho en sus sueños.

2 de octubre de 2010

Temporal (y VII)

–Llevo años esperando este momento.
–Pues él acaba de llegar. Y ya se va.

27 de septiembre de 2010

Temporal (VI)

–Invertí cinco segundos en leer la oferta de trabajo. Tardé treinta minutos en llegar a la empresa. Le entrevista me demoró una hora. Tuve que ir otro día para firmar la incorporación. Me pusieron a prueba durante una semana. Y ahora me nombraron Empleado del Mes. ¿Qué te parece?
–Como sigas así, el año próximo te hacen un contrato indefinido.

23 de septiembre de 2010

¿Qué se siente?

–Finaliza el partido. Ganó el equipo local por dos a cero. Tenemos en el campo a Rodolfo Frascara con algún protagonista del encuentro.
–Así es, Juan Carlos. Estoy con el defensor visitante, Gustavo Dell’Orto. Gustavo: hoy no salió ninguna bien.
–Y, no, así es el fútbol. A veces no tenemos un buen día, no se dan bien las cosas y ya está. Ahora tenemos que mirar para adelante y pensar en el próximo rival.
–Arrancaron bien en el primer tiempo, pero se fueron desinflando y al final pagaron muy caros los errores de cara al gol.
–Y sí. Como te digo, no hicimos un buen partido, no supimos aprovechar nuestras ocasiones y… bueno, ya está. Ahora nos quedan diez finales y tenemos que seguir para adelante.
–El segundo gol vino por un error tuyo. ¿Cómo te sentís?
–Bueno, son cosas que pasan, ¿no? Uno trabaja en la semana para hacer las cosas bien, pero después, en la cancha, por ahí no estás en el mejor día y ya está. Pero bueno, lo pasado pisado y hay que tirar para adelante.
–Muchas gracias, Gustavo. Era Gustavo Dell’Orto, que se retira ya a los vestuarios después de una nueva derrota.
–Gracias Rodolfo. Creo que Matías Posse tiene a otro protagonista del partido. Adelante, Matías, ¿con quién estás?
–Gracias, Juan Carlos. Estoy con el goleador del partido, el señor Telmo Soldati. Telmo: dos goles inolvidables en un momento muy especial, después de casi dos meses sin encontrar el arco y en un partido tan complicado de cara a la permanencia. ¿Qué se siente?
–Es un éxtasis de júbilo. Las venas me hierven en un torrente desenfrenado de emociones encontradas. El corazón estalla al ritmo de los tambores que aceleran la galera de mis esperanzas rumbo a la costa tantas veces soñada. En la mente se suceden los recuerdos de la angustia y el desconsuelo, el sufrimiento pasado, advertencia presente de que nada está hecho, de que el fracaso aún es posible. Pero las piernas no dejan de temblarme como a un adolescente después del primer beso y las manos, inquietas, son incapaces de obedecer a los impulsos racionales que pretender retomar el control de este cuerpo lleno de energía, joven y salvaje otra vez, sediento de nuevas experiencias. Estoy en el limbo de las aves y los delfines, en la gloria del guerrero. Ahora mismo, soy uno con el artista que acaba de plasmar su mejor obra, con el sabio que acaba de realizar un descubrimiento. Siento el poder de una revelación, de una comprensión universal más allá de la razón, que quizás dure tan sólo unos segundos, pero que jamás me abandonará, que recordaré por siempre como el día en que vi con mis propios ojos la verdadera naturaleza del infinito.
–Vamos a una pausa y enseguida volvemos.

Temporal (V)

–Dice el jefe que dejemos este asunto para la semana que viene.
–Estamos perdidos.
–¿Por qué?
–Llevo mucho tiempo esperando que venga esa semana, la famosa semana que se hará cargo de todos los asuntos pendientes. Pero al final nunca viene. Y los problemas los terminamos resolviendo nosotros.
–Como siempre.

22 de septiembre de 2010

Americanos


Preparen, apunten..., originalmente cargada por My Buffo.


En su travesía por las Américas, el viajero de origen morisco Carlos Méndez (seudónimo de Khaled Mandeb) conoció a los distintos pueblos que habitaban las tierras del Nuevo Mundo. En su obra de 1720 titulada El largo atardecer y amanecer y atardecer y amanecer y así sucesivamente del caminante, cuenta que comenzó su derrotero en las costas de Nueva Inglaterra y que descendió hacia el sur hasta la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre.
A su paso, Médez-Mandeb se encontró con asentamientos de hombres a los que describió como “pueblos incivilizados que se comportan de manera fanática según los preceptos de una deidad caprichosa que habla a través de sus sacerdotes, cegados por creencias absurdas en la brujería y las maldiciones.” Un poco más adelante, el viajero se topó con la existencia de “salvajes poco dispuestos al trabajo y más propensos a la guerra, sedientos de sangre y obnubilados por sus ídolos de oro, sus abalorios de plata y sus piedras preciosas.”
Anota, también, que además de todo aquello vio muchos nativos americanos.

21 de septiembre de 2010

Temporal (IV)

–¿Qué día es hoy?
–El que va después de ayer y antes de mañana.
–¿Pero eso no fue ya el otro día?
–Es que siempre es hoy. Hoy es la eternidad.

18 de septiembre de 2010

Temporal (III)

–¿Podría decirme qué hora es?
–No lo creo. Puedo decirle lo que marcan las agujas. Pero hay husos horarios diferentes, relojes que atrasan y adelantan, y teorías complejas sobre la relatividad del tiempo. De todos modos, yo no me preocuparía mucho. La hora no es más que una entelequia humana, divisiones artificiales en el continuo devenir de la cuarta dimensión. En otras palabras: la hora no existe.

16 de septiembre de 2010

Temporal (II)

–Disculpe, ¿tiene usted un minuto?
–Sí. Tengo todo el reloj.
–¿Le importaría dejármelo?
–Eso es una pérdida de tiempo.

Temporal (I)

–Sosténgame esto un segundo.
–De acuerdo.

Crash.

12 de septiembre de 2010

Consejos al consumidor (II)

Antes de comprar cualquier cosa, asegúrese de que no le vendan alguna cosa.
Los vendedores son muy porfiados y suelen perseverar en lo suyo: “¿Desea alguna cosa?”, acostumbran decir. Pero uno debe mantenerse firme y reafirmarse en sus convicciones: “Tráigame cualquier cosa.”
Los mercaderes siempre quieren estafarnos. Algunos son muy torpes y, cuando pedimos cualquier cosa, intentan enchufarnos cualquier porquería. Suele ser fácil detectar este engaño. En cambio, resulta muy complicado distinguir si lo que nos están trayendo es alguna cosa o cualquier cosa.
Mi consejo: no compre cualquier cosa.

Disculpe la molestia


Transacciones perrofláuticas (PS), originalmente cargada por My Buffo.
Me lo crucé un día en la calle, queriendo evitarlo. Me cerró el paso, extendió una tarjeta de visita y habló:
–José Tábano, para incordiarlo.
–¿Perdón? ¿Cómo dice? –me indigné.
–No permita que me presente –insistió.
–Por favor, tengo prisa –me excusé.
–Mucho mejor –respondió, agarrándome de las solapas–. Soy un verdadero profesional de la irritación. Interrupciones, bromas pesadas, exabruptos, desplantes, provocaciones gratuitas. Puedo ser ese vecino molesto, ese compañero de trabajo entrometido, o ese desconocido que no deja de pedirle unas monedas para comprar alcohol.
–No, gracias, ya tengo.
–Piénselo bien. Soy un auténtico incordio. Licenciado en Tomas de Facultades. Fui el peor de mi clase. Conseguí mi doctorado con la tesis titulada A ver quién es el macho que se lee esto, de veinte mil quinientas cuarenta y tres páginas. Se la plagié a otro, por fastidiar. También tengo un Master en Hostigamiento y Asalto al Peatón. Yo ayudé a crear el spam y el marketing telefónico. Puedo importunarlo en nueve idiomas, incluyendo el inglés, el árabe y el chino mandarín. ¿Sabe de alguien que requiera mis servicios?
–No puedo ni imaginarlo.
–¿No necesita un sabelotodo? ¿Un presumido? ¿Un fanfarrón? ¿Un vendedor de seguros? ¿Un artista callejero, un mimo, un perroflauta? ¿No necesita alguien que meta la pata, que lo deje en mala posición, que le provoque situaciones embarazosas? –el hombre insistía, desesperado.
–Ya estoy cubierto, gracias.
Entonces, desesperado, el tipo se desplomó. Me dio un poco de lástima.
–Hay que ver cómo nos afectó el intrusismo –se lamentó–. Antes, cuando uno quería un hinchabolas, recurría a profesionales. Se valoraba el trabajo bien hecho. Pero ahora… Si mi abuela viera cómo se hunde el negocio familiar. Ella era una legítima vieja de mierda, siempre espiando a los vecinos, envenenando a los gatos, llamando a la policía por cualquier cosa… Mi padre fundó la escuela del graffiti urbano, perfeccionó la técnica del ring-raje y elevó el sonido del ronquido a la categoría de ruido molesto. Mi madre cocinaba guisos y gelatinas de aromas nauseabundos, se colaba en todas las filas y las demoraba con quejas, despistes y trámites enrevesados. Pero ahora… Todo el mundo se cree con derecho a perturbar el orden. Cualquiera monta un escándalo en la calle, se tira un pedo en el ascensor o planta un chicle en el asiento. Así, sin arte ni estilo. Algunos trabajan por una cerveza, o incluso gratis. ¿No se dan cuenta de que juegan con el pan de mis hijos?
El hombre se derrumbó. La verdad, me sentía un poco incómodo. Le palmeé el hombro e intenté consolarlo:
–Y… lo hacen por jorobar.

8 de septiembre de 2010

Consejos al consumidor (I)

El otro día compré unas sábanas en una de esas ventas por catálogo. Eran simpáticas, coloridas, y tenían unos caracteres chinos (o japoneses) estampados por todas partes.
El día que las estrené, me acosté plácidamente. Y me desperté en el infierno.
De modo que, si está a punto de comprar ropa de cama, asegúrese de que no tenga impreso ningún maleficio oriental.

4 de septiembre de 2010

Postre

(Para Illustration Friday, "Dessert")

Su (ex) novio regresó después de la traición. Le dijo:
–Perdoname. Estaba confundido. La otra me engañó. En realidad yo siempre te quise a vos.
Pero ella ya tenía clara la respuesta. Aquel mismo día, cuando él cruzaba la puerta sin decir adiós, vaticinó un “ya vas a volver” cargado de odio y rencor. Le dijo:
–Ahora es tarde. Yo no soy el segundo plato de nadie.
Lo que ella no podía imaginar entonces es que acabaría siendo el postre.


(Haga click en la imagen para zoom)

2 de agosto de 2010

Naturalmente

(Para Illustration Friday, "Artificial")
Está en la naturaleza humana ser cada vez más artificial.
(Haga click en la imagen para zoom)

1 de agosto de 2010

La larga y oscura sombra del personaje


Perspectiva, originalmente cargada por Julikeishon -dibujos-.
–Hay un personaje que aparece al principio de la novela, que es sin duda uno de los mejores que he leído en mi vida.
–¿Por?
–Era un tipo así, como de mediana edad, de estos que los ves y no sabés cuántos años darle. Muy demacrado para ser joven, pero muy en forma para ser viejo, ¿entendés? Un tipo que vivió mucho en poco tiempo, con la piel ajada y cicatrices por todo el cuerpo, algunas canas en la sien, entre el pelo renegrido, y un lunar en la mejilla izquierda que, si lo miraba reflejado en un espejo, lo hacía ver el futuro.

30 de julio de 2010

Paramnesia

Yo creía tener problemas de memoria. A veces las cosas no eran tal como las recordaba. Por ejemplo, solía pensar que la vieja bicicleta de mi abuelo era amarilla, pero hace poco encontré una foto antigua y descubrí que no, que era roja. También estaba convencido de que mi maestra de tercer grado se llamaba Marta, pero resultó ser Mirtha; o que mi primer día de jardín había sido soleado, cuando en realidad llovía.
Los detalles se me escapaban. No lo grueso ni lo importante. Pero sí los detalles. Comencé a preocuparme: cada vez que veía una foto, leía una revista vieja o encontraba documentos antiguos, tenía la sensación de haber vivido equivocado. Así que fui al médico y le pregunté: “¿Es grave doctor?”
El hombre me miró serio, respiró profundamente y me explicó: “Mire, no parece muy grave, no. He tenido casos más severos que el suyo. Pero le mentiría si le dijera que tiene cura. Voy a serle sincero: su problema se debe a una serie de anomalías espacio-temporales provocadas por viajeros del futuro que intervienen en el pasado generando ramificaciones en la línea de tiempo apenas sensibles, derivando a algunos individuos como usted a universos paralelos donde las cosas no son exactamente como las recuerdan. Pero tranquilo, mientras sólo sean detalles no le impedirán hacer vida normal. Otra cosa sería que usted viniera a decirme, como el paciente de hace unos días, que durante casi todo el siglo XX existió un extraño país monstruoso denominado Unión Soviética y que se disputó el dominio del mundo con otro llamado Estados Unidos. Entonces tendríamos un problema.”

29 de julio de 2010

Falacias

Las falacias son, según Irving Copi, razonamientos lógicamente incorrectos. No deben confundirse con falsedades: las falacias pueden producir conclusiones verdaderas, como esta:
  • Todos los hombres tienen el pelo verde.
  • Sócrates es un perro.
  • Luego, Sócrates es mortal.

28 de julio de 2010

La muerte, después de la vida

La humanidad se pregunta, desde la noche de los tiempos, qué hay después de la muerte (si es que hay algo). La pregunta se repite y se suceden las respuestas fantasiosas, tan elaboradas como reiterativas, iguales a la metáfora sobre el Origen encapsulada en el sintagma ‘la noche de los tiempos’.
Nadie que haya pisado el reino que se extiende más allá de los oscuros muros de la Muerte ha regresado jamás para relatar qué hay (o no hay) del otro lado. Algunos moribundos hablaron de una luz al final del túnel (otra figura retórica que, en este caso, designa esperanza), pero nadie puede confirmar que sus recuerdos correspondan al exacto momento en que sus funciones vitales estuvieron paralizadas y no a otra etapa de su vida como, verbigracia, el nacimiento o una excursión al Karst esloveno.
Hay, por tanto, dos certezas claras en torno al gran misterio que aqueja al ser humano: la primera de ellas es que la humanidad jamás podrá dar una respuesta en voz alta sobre el destino final de nuestras almas (si es que hay almas, si es que hay destino final); la segunda, que cada uno de nosotros acabará sabiéndolo tarde o temprano.
Quizás por ello el famoso ‘Asesino de la Revelación’ escribía a sus víctimas unas sugerentes invitaciones a la que sería su última cena, en las que afirmaba gozoso: “Esta noche, después del postre, sólo unos pocos elegidos podrán conocer, finalmente, la respuesta al Misterio más importante de la vida.”
Además de por quince asesinatos, fue condenado por estafa. Cobraba a razón de cien dólares el cubierto.

23 de julio de 2010

Espejito, espejito...

(Para Illustration Friday, "Double")
A veces sólo vemos lo que queremos ver.
(Haga click en la imagen para zoom)

El problema de la delincuencia organizada

e
Rastaman, originalmente cargada por My Buffo.
Todo comenzó cuando el detective Carl Meldan descubrió a un espía ruso infiltrado en una banda de narcotraficantes mexicanos a las afueras de El Paso, Texas.
Durante una redada, los policías de El Paso habían apresado a un tal Juanito Sánchez, quien estaba fichado por delitos anteriores vinculados al tráfico de drogas y el delito organizado. En el sistema también figuraba que tenía una causa pendiente por homicidio en San Francisco, así que llamaron al encargado del caso, el detective Meldan.
Después de cinco años de investigación y numerosos conflictos con la DEA, el FBI, la NSA y el NCIS, el tenaz detective Meldan descubrió (y consiguió probar más allá de toda duda razonable) que Juanito Sánchez era en realidad Nikita Kiriakov, ex agente de la KGB.

19 de julio de 2010

28 de junio de 2010

¿Quién fue?

¿Quién no vistió la camiseta de siempre? ¿Quién lavó los calzoncillos? ¿Quién extravió uno de los calcetines de cuadritos? ¿Quién cambió de sitio en el sofá? ¿Quién estaba de viaje? ¿Quién lo vio por otro canal? ¿Quién compró el diario equivocado? ¿Quién se olvidó de traer la yerba para el mate? ¿Quién volcó el café sobre el control remoto? ¿Quién varió el menú? ¿Quién se cortó el pelo? ¿Quién se afeitó? ¿Quién cambió su camino al trabajo? ¿Quién se salteó un paso en la rutina? ¿Quién perdió el reloj de la suerte? ¿Quién se duchó? ¿Quién no se duchó? ¿Quién cambió la marca del perfume? ¿Quién se peleó con la novia? ¿Quién permitió que se muriera el abuelo? ¿Quién tuvo un hijo? ¿Quién dejó de cruzar los dedos? ¿Quién dijo que esto ya estaba ganado? ¿Quién se rió del rival con nombre raro? ¿Quién se negó a que le tocaran la calva? ¿Quién abrió los ojos cuando no debía? ¿Quién se olvidó al gato afuera? ¿Quién bañó al perro? ¿Quién sobrealimentó a los peces? ¿Quién descolgó la bandera porque “había mucho viento”? ¿Quién dio permiso a los nenes para que salieran a jugar? ¿Quién atendió el teléfono? ¿Quién llamó? ¿Quién se compró otro televisor? ¿Quién se prendió a mirar justo ahora? ¿Quién dejó el cigarrillo? ¿Quién se distrajo mirando por la ventana? ¿Quién no fue al baño en el momento indicado? ¿Quién rompió el muñequito del ’78? ¿Quién no besó la estampita del santo, o la figurita de Maradona? ¿Quién se olvidó lo que tenía que hacer?
Que sepa, ese guacho, que perdimos por culpa suya.

26 de junio de 2010

Yo no fui

(Para Illustration Friday, "Satellite")
Dicen que soy un asesino. Un violador. Un psicópata.
Dicen que soy una bestia salvaje, un monstruo, una aberración.
Dicen que soy responsable de la muerte, la mutilación y el dolor ajenos.
Dicen que hay una bala de plata esperando por mí.
Pero yo no fui. No es mi culpa.
Yo no decidí ser el séptimo hijo varón. Yo no decidí que la luna llena aparezca cada 29 días, 12 horas, 43 minutos y 12 segundos.
La culpa es de quienes crean y difunden supersticiones.
Por crearme a mí.

6 de junio de 2010

Conspirando

“La explicación más simple y suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera
Principio de Ockham
En un lujoso hotel de algún punto de Europa, un escogido grupo de políticos, militares, empresarios y académicos de todo el mundo se reúne a puertas cerradas. Rodeado de policía, agentes secretos, guardaespaldas, mercenarios y otras medidas de seguridad, el selecto club (al que sólo se accede por invitación) mantiene el objeto y el contenido de sus conversaciones en el más absoluto secreto. Manifestantes antisistema se reúnen en las inmediaciones del sitio para expresar su descontento hacia ese oscuro contubernio que, según rumorean, es el que mueve en realidad los hilos del mundo.
Dentro del hotel, un joven empresario, propietario de una próspera empresa de Internet, asiste por primera vez a la cita. No conoce ni a un quinto de las personas que están ahí dentro, así que se dedica a observar por un momento qué es lo que hacen los demás. Ve a un puñado de individuos jugando a las cartas, otros que siguen apasionadamente una partida de ajedrez, algunos discutiendo sobre quién es el mejor jugador de fútbol del mundo, cinco señoras comentando detalles de sus vestidos, un grupo mixto compartiendo anécdotas de sus últimas vacaciones en Davos, algunos señores despatarrados en los sillones mientras leen el periódico, otros bebiendo un buen escocés en la barra, uno fumando solitario en un rincón, y un grupúsculo de adictos al trabajo conectados a la oficina a través de sus portátiles.

3 de junio de 2010

2 de junio de 2010

Alguien hizo algo


Cuenta la leyenda que había una vez, hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, una historia que nadie contó. Por eso no se sabe de qué trata y no se puede decir nada más acerca de ella. Así termina la historia: colorín colorado, este cuento se ha acabado.

No es mi calle, originalmente cargada por Julikeishon.

31 de mayo de 2010

Fragmento tajante

(Para Illustration Friday, "Slither". Idea de Natalia E. Cerletti)

(...)
A partir de entonces fui un hombre muy buscado (el que más). Cuando conseguían cercarme, me abría paso a fuerza de cuchillos, navajas, cortaplumas, picahielos, abrecartas, katanas, sables, serruchos, sierras, limas, tijeras, trinchetas y demás elementos cortantes. Segaba, trinchaba, serraba, rompía, partía, cortaba, desmenuzaba, destripaba, degollaba, descosía... Adquirí modales letales, movimientos certeros, temerarios. Aprendí a estudiar los escenarios, a elegir ubicaciones, a esperar, a sorprender, a pensar en todas las posibilidades, a matar como quien se viste, o come, o anda en bicicleta.
(...)

27 de mayo de 2010

Siga en exclusiva la participación de Australia en el Mundial de Fútbol

Señales de Humo y Libreta de notas presentan la nueva web creada para seguir todas las vicisitudes de la participación australiana en la Copa Mundial de Fútbol. Primicias exclusivas, entrevistas con los protagonistas, todas las crónicas, todos los partidos y todos los goles de Australia en una sola página.
Con actualizaciones permanentes a partir del 11 de junio, la página ya está en marcha adelantando las principales novedades de los Socceroos para el próximo torneo.

Si nadie se opone, me retiro

    Subidos al tren del éxito, nos pasamos tres estaciones: invierno, primavera y verano. Incluso puede que alguna más (complete la serie). Naturalmente, veníamos distraídos, abstraídos y/o sustraídos. Acabábamos de recibir el Premio Focsmolder a la teoría de la conspiración más ridícula de las últimas nueve semanas y media. Debido a nuestro trabajo “Crisis, ¿qué crisis?”, en el cual confirmábamos que la crisis económica es pura imaginación, que sólo existe en nuestras cabezas, fuimos ampliamente repudiados por un auditorio repleto de desempleados, endeudados y corredores de bolsa. Intuimos que a nadie le gusta que lo llamen esquizofrénico paranoide. Es importante remarcar, no obstante, que nos referíamos a nosotros antes que a ellos, pero es difícil hacerse entender cuando se vive en una fantasía constante y disonante.

Dios miente o ríe, no espera


Pesadilla lovecraftiana (PS), originalmente cargada por Julikeishon.
    Debido a nuestro trabajo “Crisis, ¿qué crisis?”, en el cual confirmábamos que la crisis económica es pura imaginación, que sólo existe en nuestras cabezas, fuimos ampliamente repudiados por un auditorio repleto de desempleados, endeudados y corredores de bolsa. Inevitablemente, y aunque parezca lo contrario, siempre caemos en el mismo tipo de laguna mental, quizás porque viajamos siempre en el mismo ferrocarril. Oculta a la mirada de los que no saben distinguir racional de razonable, creemos que nuestra preciada reliquia podrá pervivir muchos años. Sólo nosotros tenemos la razón. Más pronto que tarde, acabaremos por imponer nuestro criterio, aunque para ello debamos retroceder las tres estaciones que pasamos. Intuimos que a nadie le gusta que lo llamen esquizofrénico paranoide. Es decir, punto y aparte. Naturalmente, veníamos distraídos, abstraídos y/o sustraídos. Tal vez si fuésemos más coherentes y/o/u cuerdos, podríamos intentar alguna variante hermenéutico-panégírica para describir nuestra maravillosa iluminación, pero no es el caso. Está escondida en un armario, bajo llave, no vaya a ser cosa que la perdamos en un descuido.

19 de mayo de 2010

Esto no tiene sentido

Hay quien dice que la escritura es una forma de comunicación imperfecta, que induce a errores y puede perpetuar equívocos. La ambigüedad y el doble sentido acechan en cada palabra, especialmente en el fenómeno de la deixis, por lo que cabe preguntarse:
¿Tiene sentido editar una publicación pequeña compuesta por un puñado de relatos breves y juegos de palabras que parecen no tener sentido, acompañados por ilustraciones que no ilustran nada?
También podemos preguntarnos para qué nos preguntamos aquello si esto está tan claro. Eso sí, o no. En fin, algo sí es verdadero, y es que la la verdad no está ni en esto ni acá.

La respuesta en este enlace.

Complot


Seguridad nacional, originalmente cargada por My Buffo XP.
En realidad, Bin Laden no existe. Es un invento que se sacaron de la manga los yanquis para justificar el gasto militar cuando se acabó la Guerra Fría. Aunque, entre nosotros, la Unión Soviética, y especialmente la amenaza comunista, era un invento de los europeos para que les pagaran el Plan Marshall y les financiaran el Estado de Bienestar.
Ahora bien, eso del Estado de Bienestar… no era más que un cuento para tener a la gente callada y tranquila, sin rechistar, mientras se creaban los grandes grupos multinacionales y las grandes corporaciones capitalistas de espaldas al pueblo.
Eso sí, los grandes capitales no son más que la fachada tras la que se esconde una conspiración judeo-masónica para dominar el mundo. Si bien, a decir verdad, el contubernio masónico es una cortina de humo, es el chivo expiatorio al que se le echa la culpa de tramar un plan maquiavélico y, sobre todo, materialista. Eso mantiene a la gente en la oscuridad desviando sus preocupaciones muy lejos de la realidad. Porque gracias a la teoría de un contubernio todo el mundo piensa que el mundo se mueve por intereses económicos y en términos de poder terrenal, cuando la realidad es que Alá es el dios verdadero y Mahoma es su profeta.
Pero a mí no me engañan, Yo creo que el Islam y todo eso son sólo una excusa para justificar las acciones terroristas de Bin Laden.

18 de mayo de 2010

Holocausto* artístico


Herederos de Prometeo SRL, originalmente cargada por My Buffo XP.
Un dibujante creó un personaje sobre papel. Todos los días trabajaba en él, sin poder nunca acabarlo. A veces añadía un nuevo detalle, otras corregía un defecto, borraba manchas o acentuaba algunas sombras. Cada mañana se decía a sí mismo que antes de acostarse tendría el dibujo acabado, listo para darle color, pero aquello jamás ocurría. No acababa de verlo completo, definitivo.

Desolado, le comentó su problema a un colega. Éste le dijo que no había nada de raro, y que un famoso artista también había trabajado durante años sobre un mismo retrato, con tanto celo que no hubo día en que no hubiera soltado una pincelada sobre el lienzo. A medida que pasaba el tiempo, el retrato iba envejeciendo con el artista: trazos oscuros dibujaban arrugas sobre una piel de tonos cada vez más pálidos y moteada de pequeñas manchas; los finos rastros que semejaban negros cabellos se volvían suaves estrías blancas; las manos, representadas con firmes contornos y aferradas al apoyabrazos de un sillón, se convertían en débiles manchas que se dejaban vencer por la gravedad.
El pintor, obsesionado con alcanzar la excelencia, se dio cuenta de que nunca podría dejar de trabajar en el retrato, porque el tiempo seguía pasando y la imagen sobre el caballete quedaba constantemente desactualizada. Se había sentido obligado a subsanar esta imperfección de su arte, pero ello acabó agotándolo y hartándolo de ese rostro que lo había acompañado durante años y años. Una noche confesó en público que había sido derrotado, que era imposible terminar el retrato y que se iba a deshacer de él a la mañana siguiente.
Pero cuando su galerista fue a visitarlo días después, lo encontró tendido en el suelo de su estudio, desangrado por completo. En el cuadro, la figura empuñaba un cuchillo ensangrentado.
Después se supo que había sido asesinado por unos ladrones, cuando intentaba evitar que le robaran el retrato. Pero entonces ya nadie quiso hacerse cargo de aquella macabra pintura, que concluyó sus días arrumbada en un sótano, a merced de las ratas y la humedad.

Después de aquella conversación, el dibujante llegó de nuevo a su taller, tomó el dibujo y lo arrojó a una papelera metálica junto con un fósforo encendido y un poco de kerosén.

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(Del lat. holocaustum, y este del gr. λόκαυστος).
(…)
2. m. Acto de abnegación total que se lleva a cabo por amor.
3. m. Entre los israelitas especialmente, sacrificio en que se quemaba toda la víctima.
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9 de mayo de 2010

Venganza ficticia


Venganza simbólica, originalmente cargada por Julikeishon -dibujos-.

(Basado en eventos actuales)*

I
Un imbécil habla por el teléfono móvil en un autobús de larga distancia. Tiene gripe y pregunta a la persona al otro lado de la línea por el mejor remedio para sus síntomas. Lo hace a viva voz, con tono pedante, mezclando toses con quejas acerca del servicio de autobuses.
El pasajero sentado delante del imbécil piensa: “El mejor remedio para usted es el cianuro.” El pasajero sentado detrás del imbécil piensa: “¿Es correcto decir ‘al otro lado de la línea’ para referirse a una conversación a través de un servicio de telefonía móvil?”

II
Una persona recibe el llamado de un imbécil que viaja en autobús, que tiene gripe y que se queja del servicio. El imbécil le pregunta cuál es el mejor remedio para los síntomas gripales, y la persona le responde que lo suyo no tiene cura. Después de una pausa y de unas carcajadas, aclara que a la gripe hay que aguantársela, que se pasa sola y que, todo lo más, emplee paracetamol, aspirinas, vitamina C y algo que ayude a aflojar la mucosidad. También le indica que puede emplear remedios caseros de probada eficacia. El imbécil tose al teléfono, vuelve a quejarse de lo lento e incómodo que es el autobús, y de lo mal que lo está pasando. La persona, entonces, le indica que añada a la receta una dosis de cianuro, que eso siempre cura todos los males. Y ríe de nuevo.

III
El de adelante se inclina hacia delante ajustando el mecanismo de su asiento reclinable y duda sobre la posibilidad de que ello contribuya a evitar el contagio de la gripe que escupe el imbécil con cada tos y cada palabra. El de atrás, por su parte, se inclina a creer que es correcto decir, en sentido figurado, “la persona al otro lado de la línea” incluso para referirse a conversaciones mantenidas a través de servicios de telefonía móvil. Mientras tanto, el tipo con gripe que habla por teléfono se inclina a pensar que preocuparse por cuestiones como aquellas es cosa de imbéciles. El de adelante y el de atrás abandonan entonces sus cavilaciones, reconociendo la incuestionable autoridad del griposo en materia de imbecilidad.

Epílogo
El autobús llega a destino y los pasajeros descienden. El chofer va a abandonar el coche pero descubre que todavía hay un pasajero en su asiento. Cuando se acerca a advertirle de que ya arribaron a la estación terminal, comprueba que el pasajero está muerto. Observa su mano y ve que tiene un frasco de cianuro, al que seguramente confundió con algún jarabe para la tos. “¡Qué imbécil!”, piensa el chofer mientras llama a urgencias. Pero no responde nadie. No hay línea.

7 de mayo de 2010

Un minuto de silencio

Arco, originalmente cargada por My Buffo XP.
El Club Social y Deportivo Centinelas de Villa Ortúzar había desarrollado una particular técnica para descentrar a sus rivales en los instantes previos al partido.
Antes de cada encuentro, se hacía obligatoriamente un minuto de silencio. Al principio se usaba como excusa el fallecimiento de una tía abuela del presidente, del perro del entrenador, de las víctimas de una catástrofe natural en la otra punta del mundo. Pero después el lúgubre homenaje se celebraba en honor de todos los que habían muerto entre un partido y el siguiente. Por los altavoces sonaba una triste melodía de violín y, al culminar el minuto (sesenta exactos segundos, ni uno más ni uno menos), el locutor del estadio repetía tres veces seguidas “no somos nada”.
Como si de un conjuro se tratase, los rivales de Centinelas caían en una profunda depresión, jugaban sin ganas, las fuerzas abandonaban sus piernas y no oponían resistencia a los ataques del equipo local.
Todos los cotejos disputados en Villa Ortúzar acababan en escandalosa goleada de Centinelas. Hasta que un día se presentó la Asociación Atlética Campo Santo de Venado Tuerto, un desarbolado equipo que contaba sus partidos por derrotas. Centinelas cumplió con su liturgia fúnebre, pero el encuentro salió muy peleado, disputado, trabado, y empataron a cero.
Cuando marchaban a los vestuarios, un jugador rival se acercó al capitán de Centinelas y habló así:
–Gracias, de verdad –exclamó con sentida emoción.
–¿Por qué? –preguntó sorprendido el capitán.
–Por el homenaje. Allá, en Venado Tuerto, la gente no se cansa de decirnos que somos unos muertos –contestó el rival.
–Será en sentido figurado… –interpretó el capitán.
–Nosotros nos tomamos muy en serio la opinión de nuestros hinchas –dijo el rival, muy respetuoso. Y añadió: –Pero una muestra tan grande de comprensión es un aliento para nosotros. Así que gracias. Así vale la pena seguir peleando.
Después, los jugadores de Venado Tuerto subieron a sendos coches fúnebres y regresaron a casa.