Voy a serte sincero: la primera vez que te vi, estaba convencido de que eras la mujer con la que pasaría el resto de mis días. Vi a la que me cuidaría cuando estuviera enfermo, y a la que yo cuidaría cuando llegara la vejez. Vi a la mujer con la que construir un hogar, con su jardín y su perro. Cuando te vi, vi a la madre de mis hijos.
Hasta que me di cuenta que no eras mi esposa, sino otra persona.
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