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10 de septiembre de 2012

Vida social


A veces pongo en el Féisbuk cosas como: “Ahora voy a salir con la bici y voy a ir hasta tal pueblo, donde voy a hacer un poco de rafting; después me voy a pasar la tarde al pueblo de al lado, que están de fiesta, y voy a participar en el campeonato de [juego de mesa] que ya gané hace dos años”. Así parezco un tipo con una gran vida social, muy activo y poco apegado a las redes virtuales.
Pero después no hago nada. Simplemente me quedo agazapado delante del monitor, esperando ansioso las respuestas (pocas y en general estúpidas) de mis contactos y otros desconocidos.

2 comentarios:

Guillermo Sánchez (El del manicomio vecino) dijo...

Suele pasar, creo que al final no hay demasiada diferencia entre realizar todas esas actividades y tan sólo mentir narrándolas. Lo único que cambia es el dolor del cuerpo, por lo demás...
Pero suele ser un rutinario, monótono y grisáceo modo de vivir.

Te seguiré leyendo, está interesante.

Julio Cerletti dijo...

Gracias, Guillermo!
Además del cansancio, la experiencia también cambia. Si no lo hacés, solo podés imaginar cómo sería hacerlo, sin los imprevistos y los detalles que te ocurren al hacer algo realmente. Muchas veces, lo importante no es lo que esperás conseguir haciendo algo, sino lo que aprendés sin proponértelo al hacerlo. (O algo así, digo yo).