Tiene ganas de hacer algo, pero el cerebro no le calibra bien. En algún lado tiene un cortocircuito. O un circuito cortado, no sabe bien. El caso es que no engrana. Y en su caso, el asunto es embarazoso. Le da un poco de vergüenza.
Entonces, ¿qué hace? Describe su situación como si fuera de otro, y se lo comenta a un amigo: “Tengo un conocido que anda con un problema”, dice y le suelta la historia. Espera así salvar el honor y que su amigo le dé una solución.
Pero el otro escucha y le responde: “¿Cómo sabías lo que me pasaba?”
Entonces se da cuenta de que su amigo es él mismo, y que lo suyo no tiene arreglo.
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13 de enero de 2011
Cortocircuito
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