Al terminar una clase de Lógica en la facultad de Bellas
Artes, una alumna se acercó a Vladimiro Marrón (confundiéndolo con un ayudante
de cátedra) y le preguntó:
‒¿Podría decirme cuál es el razonamiento inductivo?
‒La inducción consiste en afirmar que si anteayer no me
morí, ayer tampoco me morí y hoy no me he muerto, se puede inferir que mañana
no me moriré ‒ejemplificó Marrón.
‒Pero… ¿y si se muere? Tarde o temprano tendrá que pasar,
¿no? ‒dijo la alumna, contrariada.
‒No. Uno es inmortal hasta que se demuestre lo contrario.
Viendo que Marrón estaba respondiendo dudas, otro alumno se
acercó y preguntó:
‒¿Es verdad que la abducción es un tipo de razonamiento
probabilístico?
‒Efectivamente: si tenemos en cuenta la cantidad de
estrellas que hay en el Universo, de las cuales muchas podrían ser como el Sol y
albergar sistemas planetarios como el nuestro, con un planeta parecido a la
Tierra donde podría surgir la vida inteligente, existe una probabilidad de que
usted sea abducido por un platillo volador.
Cuando Marrón se disponía a doblar la esquina de un pasillo,
un tercer estudiante lo detuvo y le espetó:
‒¿Qué es la deducción?
‒La deducción es el razonamiento por el cual uno afirma que
todos los hombres tienen el pelo verde, que Yul Brynner es un hombre y que, por
lo tanto, Yul Brynner tiene el pelo verde ‒respondió Marrón.
‒¿Pero Yul Brynner no era calvo? ‒se extrañó el alumno.
‒Lógicamente ‒concluyó el filósofo‒, si yo tuviera el pelo
verde también preferiría quedarme pelado.
Soco Urtizberea: El señor tiene
caminos misteriosos y la señora, ni te cuento (1982)