A mí, la
verdad, las ONG me chupan un huevo. No sé si me explico, viste. Pero el fútbol
es el fútbol, y cuando Matías me llamó para jugar al fútbol, yo fui enseguida,
loco.
Una ONG de
esas que ayudan a los inmigrantes (a los negros, vamos a decirlo: porque a
nosotros no nos dan ni pelota; ni hace falta, nosotros nos las rebuscamos
solos, viste; pero los negros de patera, sabés, esos sí necesitan una mano,
porque a veces ni hablan el idioma, entendés, y entonces están las ONG como
estas para decirle tres boludeces y darle un paquete de cuscús), una de esas,
te decía, organizó un mundialito de fútbol. La joda era que se juntaran
españoles e inmigrantes, que se armaran equipos por países y jugar un torneo.
Una boludez con la excusa del Mundial de verdad y de la integración y no sé qué
forradas más, pero fútbol al fin.