–Mala pata… otro
año más sin sacar nada en la lotería. Lo mío no son los juegos de azar.
–El azar no existe.
–¿Cómo que no
existe?
–No, no existe. El azar es el nombre que le damos
al conjunto de variables, factores, fuerzas y circunstancias que determinan un
suceso o un hecho puntual, pero sobre los que no conocemos nada, o casi nada.
–O sea que,
digamos, todo está determinado por algo, o mejor dicho por muchas cosas. Pero como
no sabemos cuántas ni cuáles, le echamos la culpa al azar.
–Esa es la idea.
–¿Y qué pasa entonces
con la lotería, con los dados, los sorteos…?
–Me gusta la pregunta. Supongamos el sorteo de la
lotería: la bolita que cae con el número que otorga el premio mayor cae por
algo, por una serie de acontecimientos y leyes que nada tienen que ver con la
suerte. Cuando el bombo gira, están actuando las fuerzas físicas; pero ocurren
tantas cosas a la vez, y todas influyen sobre las otras (las bolitas chocan y
giran y se rozan y golpean con las paredes, unas empujan a otras, que empujan a
las siguientes y así siguiendo), que aun conociendo la exacta posición de todas
las bolitas al inicio del sorteo, sería casi imposible determinar cuál es la
que va a caer.
–Bueno, pero la
posición inicial es azarosa.
–No. Alguien puso las bolitas ahí en un orden, y
la física hizo el resto.
–Está bien, pero
el orden en que se metieron las bolitas es fortuito.
–Tampoco. Hay razones que podrían explicar por qué
estaban ordenadas de una manera u otra al momento de introducirlas.
–OK, pero ese
orden anterior sí es casual.
–Para nada. Conociendo todos los datos, podría
saberse exactamente por qué estaban así o asado.
–De acuerdo. Pero
si seguimos así, vamos a llegar al momento en que fabricaron las bolitas,
cuando una salió primero que la otra.
–Exacto. Incluso más atrás, mucho más atrás. Todo
va encadenado, desde el Big Bang a nuestros días.
–¿¡El Big Bang!?
¿No es un poco demasiado atrás?
–Todo tiene su causa original en aquella
primigenia explosión. Todo estaba determinado en ese primer momento. Pero no
hay manera de saber cómo seguirá. No, a menos que se tenga una mente capaz de
procesar todo lo que está pasando en cada punto del Universo ahora mismo. A
menos que seas una especie de dios. En cualquier caso, nosotros no podemos. Y
llamamos azar, casualidad, suerte, a lo que no podemos explicar.
–Es una idea
interesante. ¿Cómo se te ocurrió?
–Realmente, no lo sé.
–Digamos, entonces, que por
azar.