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19 de octubre de 2010

Belleza

El Periódico. Sábado 12 de julio de 2003
Libros / Lanzamientos
DE LA NATURALEZA INTERESADA DE LA BELLEZA
(Hipótesis no falseada) ·
Por Juan Contreras


Modelando, originalmente cargada por Julikeishon en Suiza.

 La publicación del reciente libro de Rodolfo Martínez Aranda, catedrático en Sociología de la Universidad Complotada de Madrid, revela aspectos importantes del comportamiento humano que, a la vez que polémicos, traducen verdades silenciosas en hipótesis científicas.

El trabajo, titulado Mundo de quimeras, incluye un interesante capítulo que ha dado en llamar provocativamente “La belleza de los pijos” [pijo es el término con el que los españoles designan coloquialmente a los miembros de las clases media-alta y alta; el equivalente rioplatense es “cheto” o “concheto”]. En él se expone una de las tesis más arriesgadas y conflictivas de todo el volumen, a la vez que pone de manifiesto los más bajos instintos humanos: según Martínez Aranda, “existe una mayor probabilidad de encontrar personas bellas entre las clases altas y medias-altas; ello no se debe tanto a razones étnicas, a la buena alimentación, o al dinero y tiempo invertidos en el cuidado del cuerpo, sino al mero comportamiento rastrero e interesado de las clases inferiores”.

Precisamente, la idea de Martínez Aranda, que ya ha hecho estallar en España una polémica que ha comenzado a cruzar el Atlántico, puede esquematizarse de la siguiente manera: la belleza, en principio, es azarosa y puede tocarle al más rico ciudadano ario como al último paria de la India; sin embargo, atraídos por el dinero, los ejemplares bellos de las clases bajas (en todas aquellas sociedades en que les sea permitido) intentarán contraer enlace con los miembros de las clases pudientes, ofreciendo a cambio de las riquezas el único capital del que disponen: su apariencia física. Así, con el tiempo, el grupo de “los ricos” va depurándose de feos y reclutando genes bellos, por lo que la unión entre pudientes también da como resultado hijos hermosos.

Las respuestas no tardaron en hacerse oír. Gonzalo Huerta del Pozo, experto en medicina genética, arremete contra las tesis de Martínez Aranda: “Aún no se han identificado genes vinculados con la belleza, por lo que no es posible afirmar que se impongan a otros genes de fealdad”. Josep Puyol, psicólogo y asesor externo del Proyecto Genoma Humano, no descarta del todo la veracidad de los polémicos argumentos, aunque matiza sentenciando que “lo de Martínez Aranda es apenas una intuición inteligente. No obstante, ya era hora de desenmascarar el comercio de belleza por dinero: enhorabuena a él por eso”.

Marcelo Giacometti, sociólogo argentino de la Universidad de Buenos Aires, se opone totalmente a las explicaciones de su colega español: “Ni siquiera está tan claro que haya más proporción de personas hermosas entre la clase dominante; y si así fuera, habría de buscarse la explicación en las eternas desigualdades del capitalismo, ya sean éstas desigualdades económicas, culturales o estéticas”. El psicoanalista Daniel Goldemberg, en cambio, adhiere por completo a los postulados de Martínez Aranda y aporta elementos: “El rico feo logra imponerse al pobre feo rodeándose de símbolos sexuales materialistas como automóviles, relojes o prendas de vestir, lo que incrementa las posibilidades de activar pulsiones en el sexo opuesto (o en el mismo sexo, según sea el caso); no es sólo el interés por el dinero, sino también el dinero como factor erótico lo que promueve la unión de pobres hermosos/as con los ricos”.

Fuera de los círculos intelectuales, “La belleza de los pijos” ha provocado reacciones aún más diversas. El Sindicato de Trabajadores de la Moda (SINMODA), por ejemplo, ha emitido un comunicado por el que “rechaza en todos sus términos las acusaciones de que belleza e intereses materiales van de la mano” y que “las personas bellas no son sólo una cara bonita sino, ante todo, seres humanos”. Por su parte, la Federación de Enanos y la Asociación de Fenómenos de Feria han alertado en contra de la vinculación entre fealdad y pobreza que pudiera derivarse de los dichos de Martínez Aranda, agregando como nota curiosa que “muchos de entre nosotros han nacido en las mejores familias de todo el mundo”. El líder de los fenómenos de feria, Pedro J. Rodríguez, fue más allá y contó entre risas: “Aunque algunos de los nuestros tienen sus buenas fortunas y herencias garantizadas, no hay forma de casarlos”.

Desde las ONGs que luchan contra la discriminación, por su parte, ya se han tomado medidas. La plataforma “¡Igualdad total!” ha promovido un boicot contra la obra de Martínez Aranda por considerar que “falsea la realidad, se motiva en prejuicios y fomenta la discriminación”. La polémica está servida. Ahora, como comentan los partidarios de “La belleza...”, es hora de que cada uno se lance al trabajo de campo.

Mundo de quimeras (2003, Pagadiós). 446 páginas. 17,59 pesos.

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