El secreto del
éxito consiste en no tener el secreto
del éxito pero decir que uno lo tiene. A continuación, después de pavonearse un
tiempo por ahí simulando poseer la clave de una vida próspera (si es preciso,
uno debe endeudarse hasta el límite máximo que le permitan las entidades
bancarias) hay que escribir un libro con una serie de lecciones que no
conducirán al éxito, pero que tendrán la apariencia de ser buenos consejos para
alcanzarlo. (Para ello no hace falta pensar: se puede plagiar, homenajear y/o
reformular obras capitales como El arte
de la guerra o diversos manuales de autoayuda.)
Viniendo de
alguien que tiene el secreto del éxito (que vive
en el éxito), los consejos serán bien recibidos, incluso buscados. Muchas
personas estarán dispuestas a pagar grandes sumas de dinero por hacerse con las
recomendaciones que desembocan en el
secreto.
Al cabo de un
tiempo (más bien breve) y de unas dos o tres apariciones remuneradas en foros,
conferencias y programas de televisión, uno habrá pagado todas sus deudas y
comenzará a vivir el éxito (ahora sí) hasta el fin de los días.
Si en el instante
previo a la muerte ocurriera que la mala conciencia, la necesidad de soltar el
peso de lo oculto, o un repentino ataque de bondad lo obligaran, uno podría confesar
(como confieso yo ahora) la verdadera clave del triunfo. Expresada con la
sucinta belleza y la majestuosa sencillez del último suspiro, diría algo así:
Haz lo que yo hago y no lo
que yo digo.
NOTA:
Obsérvese que el autor siempre tuvo el secreto del éxito,
desde el primer momento, incluso cuando afirma que no lo tenía. Quizás no había
alcanzado el éxito como tal, pero ya había trazado un plan para conseguirlo.
La revelación final, por su parte, es una paradoja: se
trata de una frase, sentencia o afirmación que, por tanto, no deja de ser un
dicho, un consejo, una lección; en consecuencia, según enuncia la propia frase,
no debe ser tenida en cuenta.
A todas luces, el autor parece estar dispuesto a llevarse
el secreto a la tumba. (O tal vez su éxito fue obra del azar y no de un plan
premeditado. O quizás es que nunca consiguió el éxito y su secreto consiste en
que no hay secreto…)
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