–Oiga, estimado,
¿por qué cree usted que Dios tiene tres patas?
–¿Perdone? ¿Tres
patas?
–Sí, tres patas.
–¿Se refiere
usted a la Santísima Trinidad?
–No, a tres
patas, pies, piernas… Ya sabe.
–No, no sé.
–Pues debería
saberlo, ya que es usted quien cree que Dios tiene tres patas.
–¡Yo no he dicho
nunca que crea semejante cosa!
–Sí lo dijo. No
directamente, pero sí lo dijo.
–¿Cuándo, cómo?
–Cuando dice que
Dios es todo.
–¿Y eso qué…? ¿Cómo…?
Explíquese.
–Si Dios es todo,
también es un ser con tres patas, supongo.
–No sé si lo
sigo…
–Vamos a ver:
¿cree usted que Dios es lo pasado, lo presente y lo futuro?
–Sí, por
supuesto: es el alfa y el omega.
–¿Cree que Dios
encierra en sí todas las posibilidades de la Creación?
–Claro, es el
creador, es quien hace posible todo lo posible.
–¿Cree que Dios
puede adoptar cualquier forma, como un arbusto en llamas o un hombre barbudo de
Nazareth?
–Dios se
manifiesta de muchas formas, sí.
–¿Y no podría
ser, entonces, un individuo con tres patas?
–Como poder,
podría, pero… Escúcheme, ¿a qué viene tanta obsesión con que Dios tenga tres
patas?
–No sé, a mí no
me pregunte. Es usted el que cree en esas cosas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario