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24 de marzo de 2010

En internet se encuentra cualquier cosa


Primer acto
Dos amigos intentan recordar el nombre de un actor de televisión.
–¿Cómo era ese que salía en Médicos de la vida?
–¿Cuál? ¿El que también hacía de malo en Fuerza y Justicia?
–No, no. Ya sé quién decís vos, pero ése no es. Yo digo uno medio pelirrojo, así con barbita… Uno que antes actuó en una comedia de esas con risas grabadas.
–Ah… ya sé… Puta, cómo se llamaba el coso ese…
–No me acuerdo. Era algo con eme. Montgomery…
Entonces interviene un tercer amigo, que irrumpe en la habitación mirando fijamente la pantalla del ordenador portátil que lleva en las manos:
–Se llama Wayne Morris, nacido el 10 de agosto de 1972 en Providence, Rhode Island, Estados Unidos. Se formó en el Actor’s Studio de Nueva York y protagonizó la comedia Diana & Fred durante cinco exitosas temporadas, haciendo el papel de Fred Gregson. La serie fue suspendida cuando su compañera de reparto quedó embarazada y abandonó temporalmente la profesión para dedicarse a su niño. Morris también participó como secundario en más de veinte películas. Su primer papel en televisión fue una aparición muy breve en la famosa serie de ciencia ficción Alien Contact Files, donde hacía de un adolescente que veía luces en el cielo.
–Impresionante. ¿De dónde sacaste todo eso?
–En internet se encuentra cualquier cosa.

Segundo acto
En un departamento, unos amigos celebran un cumpleaños. El homenajeado abre uno de los regalos y se encuentra con un vinilo original de Bob Dylan, autografiado.
–¿Cómo lo conseguiste? –pregunta emocionado a quien le hizo el regalo.
–Me costó bastante, no te creas. Pero bueno, anduve removiendo cielo y tierra, me recorrí ciento y pico páginas de subastas on-line hasta que di con él. En fin, tarde o temprano tenía que aparecer. En internet se encuentra cualquier cosa.

Tercer acto
Dos amigas conversan en un café.
–No sé, es raro…
–¿Cómo que raro?
–Sí, no sé… A veces pasa días enteros sin dar señales de vida: no llama, no contesta… De pronto aparece con un ramo de flores y desaparece sin saludar; me invita a cenar, pero después no come porque está a dieta; se acuerda de mi cumpleaños y se olvida del suyo; dice que no le gusta la poesía y me escribe sonetos; sale a tomar el sol y se tapa con una manta… Hay días que salimos a pasear por el parque, vamos hablando y, de repente, se calla, se sienta en un banco y le empieza a dar de comer a las palomas; y a mí ni bola, como si no existiera. El otro día se presentó en mi casa a las tres de la mañana, llorando, suplicándome que no lo torturase más, que yo era toda su vida, que no aguantaba ni un minuto más sin mí… y cuando lo iba a dejar pasar, me dijo que no, que no me preocupara, que ya se pasaría más tarde. Y se fue.
–¿Pero de dónde salió este coso? ¿Dónde lo conociste?
–En un chat, por internet.
–Ay, ilusa… ¿No sabés que en internet se encuentra cualquier cosa?

1 comentario:

Gaston SEO dijo...
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