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11 de marzo de 2013

Meditación

Cierto día, estaba el filósofo Vladimiro Marrón sentado en el césped de un parque, al sol. Parecía meditar, con los ojos cerrados, la espalda rígida, el rostro sin expresión. Varios jóvenes admiradores lo reconocieron y se reunieron a su alrededor, expectantes. Cuando Marrón abrió un ojo y vio a la pequeña multitud congregada en torno suyo, no dijo palabra alguna y se mantuvo en su sitio. Al cabo de unos minutos de incómodo silencio, uno de sus seguidores le preguntó:

‒¿Sobre qué medita, maestro?

Lo que pasó a continuación es confuso.

Algunos dicen que Vladimiro Marrón simplemente respondió: “Sobre el pasto”. Otros, que después empezó a levitar y dijo: “Ahora sobre nada”. Unos pocos creen que el meditabundo resultó ser un falso Vladimiro Marrón que se puso de pie y, mientras se alejaba, dijo algo así como: “Creo que me confunden con otro”.

Finalmente, uno asegura que Marrón repreguntó: “¿Alguien vio a un elefante escondido detrás de una flor?”. Ante la negativa general de sus discípulos, Marrón se agarró la cabeza con ambas manos y vociferó: “¿¡Cómo carajo hará para esconderse ahí, ese elefante hijo de puta!?”

Soco Urtizberea: El señor tiene caminos misteriosos y la señora, ni te cuento (1982)

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