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11 de abril de 2010

Ojos brillantes (extracto)

(...)
Un perro yacía contra el frente de un edificio antiguo. Las marcas de sus enfermedades eran notorias y, a decir verdad, no se sabía si estaba vivo o muerto. Las moscas sobrevolaban su cuerpo arruinado, se posaban sobre él como quien busca algo insistentemente, desesperadamente, diez veces en el mismo lugar. Un gato viejo reposaba atento debajo de un auto abandonado, a la espera del fresco de la noche. Un extraño insecto trepaba por un árbol enfermo y deshojado a la vista de un ave que se ocultaba entre las chapas de un almacén en ruinas. No iba a llover, no ese día, y todos los animales lo sabían. Esa era una jornada de la que sólo cabía aguardar que pasara pronto. Nadie tenía previsto moverse de sus lugares.
(...)

(Para Illustration Friday, "Linked")

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