El otro día compré unas sábanas en una de esas ventas por catálogo. Eran simpáticas, coloridas, y tenían unos caracteres chinos (o japoneses) estampados por todas partes.
El día que las estrené, me acosté plácidamente. Y me desperté en el infierno.
De modo que, si está a punto de comprar ropa de cama, asegúrese de que no tenga impreso ningún maleficio oriental.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario