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6 de abril de 2011

Los siete pecados (de viajar en el transporte público de las grandes) capitales - 4/7

Ira I
“… Sepan disculpar las molestias ocasionadas.”

Ira II
    –Buenas tardes, señorita. ¿Dónde la llevo?
    –Buenas tardes. A Burruchaga y Valdano, por favor.
    –Cómo no. ¿Por dónde prefiere? ¿Agarro por Córdoba…?
    –Creo que Córdoba estaba cortada.
    –¿Otra vez? Esta mañana también. Pasé por ahí, a la altura de Uriburu, y estaban los del sindicato de la limpieza. O los basureros, uno de esos… ¿Y ahora quién?
    –No sé si estaban los estudiantes o los enfermeros.
    –Ah, bueno. Esos hacen cualquier cosa con tal de no laburar. Habría que sacarlos a patadas y mandarlos a trabajar en serio.
    –… Eh… bueno… Creo que a los enfermeros les debían seis meses de sueldo. O eso dijeron en la radio, no estoy muy segura…
    –¿Y? ¿Por eso nos tienen que joder a todo el resto? Disculpe la expresión, eh, pero uno está laburando, vio. Yo me paso el día entero dando vueltas para ganarme el pan, y así no me dejan trabajar. Como a usted, me imagino; usted tiene pinta de ser muy trabajadora.
    –Gracias, una lo intenta, pero…
    –Eso es lo que digo yo. Acá no estamos de paseo, ¿vio? Además, no hay excusa: hoy son estos, pero mañana son los otros y pasado los de más allá. Y los pibes, los estudiantes… Bueno, ellos se dicen “estudiantes”, pero para mí que no tocaron un libro en su vida. Están todo el rato rompiendo… Perdone, eh, pero lo que hacen no tiene otro nombre: están rompiendo los… los quinotos, ¿vio? Un día es por la ley de no sé qué, al otro día porque desaprobaron a uno… ¿Usted se acuerda lo de La Plata? Los bochaban a todos porque eran unos burros (porque son unos burros) y todavía se quejaban. ¡Por favor! Y así todos los días, cada día una cosa nueva. ¿Y cuándo estudian? Esta gente no estudia nunca.
    –Y, pero es difícil… A veces no les alcanzan las aulas para dar clase y…
    –¿Sabe qué pasa? Que se anotan todos en la facultad para no laburar. Vio. Mientras están ahí cortando la calle, el papá les paga la joda, ¿me entiende? Así cualquiera. Yo también me pondría a cortar la calle si mi papito me pagaría la broma, ¿vio? Estos no quieren trabajar, se lo digo yo. Y así está el país como está.
    –Bueno, sí… Igual son muchas cosas más, supongo. Los políticos, por ejemplo…
    –¡Uhhh! ¡Ni me los nombre! ¡A esos habría que fusilarlos a todos! Yo los pondría en Plaza de Mayo y los cagaría a tiros. Perdóneme la expresión, pero hay que cagarlos a tiros. No se puede robar como roban, y dejar que nos roben a nosotros. A mí, en tres meses, ya me robaron cinco veces. ¡Cinco veces! Se te meten unos borreguitos con pistola y les tenés que soltar la recaudación. Y no le estoy exagerando, eh: ¡cinco veces! Así no se puede. Estoy mejor en mi casa, más tranquilo, que ganándome el pan en la calle. ¿Se da cuenta? Y con menos gasto, que ahora aumentó todo, hasta el gas. Y es por culpa de los políticos. Porque se sabe quiénes son los chorros y dónde están, pero los políticos no hacen nada.
    –Pero eso es cosa de la policía, ¿no?…
    –Escúcheme, entre nosotros: yo trabajé quince años en la Federal, y no nos dejaban hacer nada. Si no teníamos ni nafta para el patrullero. Eso sí, mientras tanto estos hijos de puta… porque es lo que son los políticos, unos hijos de puta… andan todos en coche oficial con chofer, ¿me entiende? Tengo un amigo que es suboficial ahí en Paternal, y me dice que ya tienen fichada a una banda de motochorros, vio, de esos que van afanando en las motitos. Y me dice que tienen órdenes de arriba para que no los toquen. Así que los tienen que dejar sueltos. ¿A usted le parece? Y todo porque, según parece, son pibes de algún puntero, o de los piqueteros que están con el gobierno, vio. Y entonces no los podés tocar. Así que pasan con la moto por la comisaría y se te cagan de risa en la cara. Viven como señoritos, los chorros. Y la policía tiene las manos atadas.
    –Qué barbaridad…
    –¿Sabe lo que pasa? Este no es un país serio. En los países serios a la policía se la deja trabajar. ¿Usted se cree que en España, en Alemania o en Estados Unidos se deja a los chorros sueltos? Una cosa es que no se sepa quiénes son, pero si sabés… En este país hace falta que venga alguien con mano firme, alguien que se la juegue. Que haga lo que hay que hacer: fusilar a los políticos corruptos, como en China. Sin transas.
    –Tiene razón. La verdad, hay que aprender a votar mejor…
    –¿Qué votar ni qué votar? ¡No se puede votar nada! Si son todos corruptos. ¿Se acuerda del “que se vayan todos”? Se tendrían que haber ido a la remismísima... Bien lejos. Pero no, se quedaron ahí camuflados. Se disfrazaron, me entiende. Ahora se cambiaron de nombre, pero siguen siendo la misma mierda. Con perdón, eh. Pero son la misma mierda.
    –No lo niego. Pero alguno habrá que se pueda votar…
    –¿Quién? El otro día se sube un flaquito, de esos con antejitos de intelectual, y me dice que hay que darle una oportunidad a la izquierda… ¡Pero por favor! ¿A los borrachos de la izquierda? Si es por esos, nos pasaríamos todo el día con piquetes y revoluciones… Se quedaron en la Revolución Cubana, esos. Además, ¡si no son capaces de ponerse de acuerdo entre ellos! Son cuatro gatos locos y tienen cinco partidos. El coso este… ¿Cómo se llama? El diputado este que aparece y desaparece… Bueno, él solito ya tuvo más partidos que todos los que jugó Boca en primera. No puede ser. Y después quién más. ¿Los peronistas auténticos, los federales, el grupo de los ocho, la renovación…? Son todos lo mismo. Si se pasan figuritas entre unos y otros. Además, esos son los más chorros, los más mafiosos. El enano bonaerense maneja toda la droga. Lo sé de buena fuente. Un primo mío conoce a un par de comisarios de la bonaerense… No quiera saber, de terror… Un mafioso ¿Y los radicales? No existen, se hacen los moralistas y también son flor de chorros. La última vez estuvieron dos años y se afanaron todo lo que pudieron. El otro día salió en el programa de Coso: ¿se acuerda del hijo del presidente, el chetito ese que andaba con la cantante? Bueno, el pendejo choreaba a cuatro manos. Tenía unas consultoras o qué sé yo para facturar, y cobraba sin hacer nada. Sellos de goma. Menos mal que se fueron antes, o no dejaba ni la Casa Rosada. ¿Y quién más? ¡No hay más! Porque los que no son radicales o peronistas, son ex radicales y ex peronistas. Todos ladrones.
    –No sé, los socialistas, capaz…
    –Pero esos no existen. Nunca existieron. ¿Quiénes son? ¿Eh? ¿Quién los conoce? Esos son un invento de la prensa. Ahora que los diarios están peleados con el gobierno, le dan manija a cualquiera para ver si le pueden hacer frente. Pero la gente no es tonta. La gente sabe. Y no comemos más vidrio. Acá vamos a tener otro quilombo como el de la vez pasada. Pero en vez de tirar huevos a los bancos, van a prender fuego el Congreso, los diarios, todo. Ni El Gráfico se va a salvar. Acá se va a podrir todo de nuevo. Ya le digo: esto va a terminar mal, va a haber un baño de sangre.
    –¿Será para tanto? ¿Usted cree?
    –¿Vio los bolonquis de los países árabes? Así, igualito, con guerra civil y todo. Es que acá hay que fusilar gente, se lo digo en serio. Acá, hasta que no haya otros treinta mil desaparecidos… Ojo, entiéndame bien. Yo no digo que estuviera bien lo de los desaparecidos, eh. Yo siempre dije que los tendrían que haber fusilado a plena luz del día. Juicio sumario y a la mierda, a la vista de todos. ¿Querés poner bomba? ¿Querés tomar cuarteles? Ahí tenés, un pelotón de fusilamiento y listo. Y ni siquiera hubieran hecho falta treinta mil. Con diez mil o quince mil lo arreglábamos. Si los milicos hubieran hecho las cosas bien, ahora no estarían gobernando estos chorros. Pero ni los milicos son buenos en este país. Así no sacamos esto adelante.
    –… Este… No sé… O sea… Yo no creo que con la violencia…
    –¡Pero si la gente no entiende otra cosa! Somos hijos del rigor. ¿O no? Como decían las maestras, ¿no es cierto? Acá lo que funciona es el palo y la pistola. No hay más. Viera usted cómo se dejaban de joder y se ponían a laburar los pibes que están cortando Córdoba si les mandaran a la montada ahora mismo. No más cortes de calle. Se acababa la joda en dos minutos. Y a estudiar, que para eso les pagamos la universidad entre todos. Porque así es fácil protestar: con todo pago. Después los viera usted el fin de semana, todos borrachos y drogados por ahí. No sabe la de pibes que llevo yo, que se meten droga acá, arriba del auto. Y no les podés decir nada, porque por ahí te sacan una sevillana y no contás el cuento. Le pasó a un compañero, ahí en Juan B. Justo y… Bueno, por allá. Vienen volados, los nenes de papá. Y andan con un manojo de billetes que parecen millonarios, cuando todavía no se saben cambiar los pañales. Mire lo que le digo; yo tengo miedo de que un día se me muera un pibe de sobredosis arriba del vehículo. Así nomás. Está muy mal la cosa, muy mal… Bueno, llegamos.
    –Déjeme acá nomás, antes de la esquina. Sírvase, creo que está justo.
    –Ah, perfecto. Gracias por el cambio. ¿Ve lo que le digo? Este país necesita más gente como usted.
    –Y gente amable como usted. Muchas gracias.
    –De nada. Bueno… Cuidado cuando cierre. Sí, sí, déle fuerte, no tenga miedo. Eso es. En fin… hasta otra, que le vaya bien.
    –Gracias, igualmente.
   …
    –(¡Me cago! ¡Qué mina más pelotuda…!)

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