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18 de mayo de 2010

Holocausto* artístico


Herederos de Prometeo SRL, originalmente cargada por My Buffo XP.
Un dibujante creó un personaje sobre papel. Todos los días trabajaba en él, sin poder nunca acabarlo. A veces añadía un nuevo detalle, otras corregía un defecto, borraba manchas o acentuaba algunas sombras. Cada mañana se decía a sí mismo que antes de acostarse tendría el dibujo acabado, listo para darle color, pero aquello jamás ocurría. No acababa de verlo completo, definitivo.

Desolado, le comentó su problema a un colega. Éste le dijo que no había nada de raro, y que un famoso artista también había trabajado durante años sobre un mismo retrato, con tanto celo que no hubo día en que no hubiera soltado una pincelada sobre el lienzo. A medida que pasaba el tiempo, el retrato iba envejeciendo con el artista: trazos oscuros dibujaban arrugas sobre una piel de tonos cada vez más pálidos y moteada de pequeñas manchas; los finos rastros que semejaban negros cabellos se volvían suaves estrías blancas; las manos, representadas con firmes contornos y aferradas al apoyabrazos de un sillón, se convertían en débiles manchas que se dejaban vencer por la gravedad.
El pintor, obsesionado con alcanzar la excelencia, se dio cuenta de que nunca podría dejar de trabajar en el retrato, porque el tiempo seguía pasando y la imagen sobre el caballete quedaba constantemente desactualizada. Se había sentido obligado a subsanar esta imperfección de su arte, pero ello acabó agotándolo y hartándolo de ese rostro que lo había acompañado durante años y años. Una noche confesó en público que había sido derrotado, que era imposible terminar el retrato y que se iba a deshacer de él a la mañana siguiente.
Pero cuando su galerista fue a visitarlo días después, lo encontró tendido en el suelo de su estudio, desangrado por completo. En el cuadro, la figura empuñaba un cuchillo ensangrentado.
Después se supo que había sido asesinado por unos ladrones, cuando intentaba evitar que le robaran el retrato. Pero entonces ya nadie quiso hacerse cargo de aquella macabra pintura, que concluyó sus días arrumbada en un sótano, a merced de las ratas y la humedad.

Después de aquella conversación, el dibujante llegó de nuevo a su taller, tomó el dibujo y lo arrojó a una papelera metálica junto con un fósforo encendido y un poco de kerosén.

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(Del lat. holocaustum, y este del gr. λόκαυστος).
(…)
2. m. Acto de abnegación total que se lleva a cabo por amor.
3. m. Entre los israelitas especialmente, sacrificio en que se quemaba toda la víctima.
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