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7 de mayo de 2010

Un minuto de silencio

Arco, originalmente cargada por My Buffo XP.
El Club Social y Deportivo Centinelas de Villa Ortúzar había desarrollado una particular técnica para descentrar a sus rivales en los instantes previos al partido.
Antes de cada encuentro, se hacía obligatoriamente un minuto de silencio. Al principio se usaba como excusa el fallecimiento de una tía abuela del presidente, del perro del entrenador, de las víctimas de una catástrofe natural en la otra punta del mundo. Pero después el lúgubre homenaje se celebraba en honor de todos los que habían muerto entre un partido y el siguiente. Por los altavoces sonaba una triste melodía de violín y, al culminar el minuto (sesenta exactos segundos, ni uno más ni uno menos), el locutor del estadio repetía tres veces seguidas “no somos nada”.
Como si de un conjuro se tratase, los rivales de Centinelas caían en una profunda depresión, jugaban sin ganas, las fuerzas abandonaban sus piernas y no oponían resistencia a los ataques del equipo local.
Todos los cotejos disputados en Villa Ortúzar acababan en escandalosa goleada de Centinelas. Hasta que un día se presentó la Asociación Atlética Campo Santo de Venado Tuerto, un desarbolado equipo que contaba sus partidos por derrotas. Centinelas cumplió con su liturgia fúnebre, pero el encuentro salió muy peleado, disputado, trabado, y empataron a cero.
Cuando marchaban a los vestuarios, un jugador rival se acercó al capitán de Centinelas y habló así:
–Gracias, de verdad –exclamó con sentida emoción.
–¿Por qué? –preguntó sorprendido el capitán.
–Por el homenaje. Allá, en Venado Tuerto, la gente no se cansa de decirnos que somos unos muertos –contestó el rival.
–Será en sentido figurado… –interpretó el capitán.
–Nosotros nos tomamos muy en serio la opinión de nuestros hinchas –dijo el rival, muy respetuoso. Y añadió: –Pero una muestra tan grande de comprensión es un aliento para nosotros. Así que gracias. Así vale la pena seguir peleando.
Después, los jugadores de Venado Tuerto subieron a sendos coches fúnebres y regresaron a casa.

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