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5 de mayo de 2010

Origen de la International League Against Stupidity (ILAS)

(Fragmento)
    Todo comenzó con una pequeña célula en el Reino Unido, el Lothian-Fish Army, agrupación de escoceses nacionalistas afincados en Londres que conmutó sus objetivos a largo plazo (la liberación de Escocia) por metas más urgentes, a fin de salvar los escollos inevitables en el camino hacia la independencia del yugo imperialista inglés.
    Corría el año 1983 cuando Sean McCoist, líder del grupo, descubrió que la humanidad estaba llena de idiotas y que ello constituía el impedimento más importante para el desarrollo de sus ideas políticas. Una noche de borrachera, él y otros cuatro miembros del Lothian-Fish Army tuvieron un roce con un grupo de adolescentes identificados con la subcultura urbana dark. Según los testigos, los caledonios discutían con los atormentados párvulos acerca de quién tenía prioridad en el pub para pedir una jarra de cerveza. Los escoceses emplearon su acostumbrado, principal y casi único argumento: “Nosotros estábamos aquí desde antes de que llegaran ustedes”. Pero los simpatizantes de The Cure dijeron algo así como que los escoceses deberían dejar de lamentarse (“Los chicos no lloran”, habrían sido sus palabras textuales) y que se conformaran con ser los segundos en la fila.

    Ante tamaña respuesta, McCoist tuvo una iluminación: si a aquellos nenes de papá les costaba tanto entender la diferencia entre estar primero y llegar segundo, ¿cómo podrían comprender la historia de la ocupación inglesa? Así que razonó en voz alta de este modo contundente y abreviado: “Si las señoritas no estuviesen tan preocupadas en pintarse las uñas de negro, Escocia ya sería libre”. A lo que uno de los (inconscientes) darkies respondió: “Mira quién habla de señoritas, un hombre con falda. Ja-ja-ja”. Inmediatamente, ciego de ira y rencor ante tamaña falta de cultura general, de desconocimiento de la historia y de las tradiciones, de ignorancia y necedad supinas, el miliciano del Lothian-Fish Army Derek Ferguson, campeón de caber toss en Ullapool y homónimo del futbolista (aunque sin lazos familiares que los unieran), arremetió contra el irreverente y lánguido adolescente, sujetándolo por los pies y lanzándolo hacia arriba, provocando un giro vertical en el aire que acabaría con el impacto de la cabeza del muchacho contra el suelo, y resultado de muerte. Los restantes jovencitos tristes recibieron a continuación una tremenda golpiza, aunque con mejor suerte que el primero: lo peor que les ocurrió fue un coma profundo, una hemiplejia y un caso de ceguera permanente, además de la pérdida general de piezas dentales.
    Pero lo importante no fue la anécdota en sí, si no lo que aprendieron con ella en el Lothian-Fish Army. A partir de aquel incidente nació una nueva manera de entender eso de “cambiar el mundo”, una forma de concebir la justicia, el orden, la moral y el deber. Desde aquella noche se sintieron obligados a limpiar la sociedad de idiotas, de imbéciles incapaces de ver más allá de su propia estupidez, de asnos que se regodean en su ignorancia, de altaneros petulantes e irrespetuosos; de todas aquellas personas, en resumen, con las que es imposible sostener una conversación centrada y responsable (acerca de la independencia de Escocia, claro). De este modo comenzaron los atentados contra personalidades, desconocidos, colectivos e instituciones a los que el Lothian-Fish Army consideraba, sencillamente, estúpidos. La manera de firmar sus ejecuciones consistía en depositar en el escenario del crimen (o bien remitir a la prensa local) el dibujo de un bufón bizco, desdentado y sonriente con la leyenda “U R a Jerk” (algo así como “eres un idiota”).
    Las acciones del Lothian-Fish Army se propagaron a Irlanda, Francia, Alemania y de allí al resto de Europa. Luego, como en la gira de un grupo de rock, saltaron a Boston, Toronto, Chicago, New Orleans, Los Ángeles, New York, Miami y desde allí a las principales capitales de Latinoamérica.
(continuará)

(Para Illustration Friday, "Cocoon")

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