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15 de enero de 2012

Azaroso


–Mala pata… otro año más sin sacar nada en la lotería. Lo mío no son los juegos de azar.
–El azar no existe.
–¿Cómo que no existe?
–No, no existe. El azar es el nombre que le damos al conjunto de variables, factores, fuerzas y circunstancias que determinan un suceso o un hecho puntual, pero sobre los que no conocemos nada, o casi nada.
–O sea que, digamos, todo está determinado por algo, o mejor dicho por muchas cosas. Pero como no sabemos cuántas ni cuáles, le echamos la culpa al azar.
–Esa es la idea.
–¿Y qué pasa entonces con la lotería, con los dados, los sorteos…?
–Me gusta la pregunta. Supongamos el sorteo de la lotería: la bolita que cae con el número que otorga el premio mayor cae por algo, por una serie de acontecimientos y leyes que nada tienen que ver con la suerte. Cuando el bombo gira, están actuando las fuerzas físicas; pero ocurren tantas cosas a la vez, y todas influyen sobre las otras (las bolitas chocan y giran y se rozan y golpean con las paredes, unas empujan a otras, que empujan a las siguientes y así siguiendo), que aun conociendo la exacta posición de todas las bolitas al inicio del sorteo, sería casi imposible determinar cuál es la que va a caer.
–Bueno, pero la posición inicial es azarosa.
–No. Alguien puso las bolitas ahí en un orden, y la física hizo el resto.
–Está bien, pero el orden en que se metieron las bolitas es fortuito.
–Tampoco. Hay razones que podrían explicar por qué estaban ordenadas de una manera u otra al momento de introducirlas.
–OK, pero ese orden anterior sí es casual.
–Para nada. Conociendo todos los datos, podría saberse exactamente por qué estaban así o asado.
–De acuerdo. Pero si seguimos así, vamos a llegar al momento en que fabricaron las bolitas, cuando una salió primero que la otra.
–Exacto. Incluso más atrás, mucho más atrás. Todo va encadenado, desde el Big Bang a nuestros días.
–¿¡El Big Bang!? ¿No es un poco demasiado atrás?
–Todo tiene su causa original en aquella primigenia explosión. Todo estaba determinado en ese primer momento. Pero no hay manera de saber cómo seguirá. No, a menos que se tenga una mente capaz de procesar todo lo que está pasando en cada punto del Universo ahora mismo. A menos que seas una especie de dios. En cualquier caso, nosotros no podemos. Y llamamos azar, casualidad, suerte, a lo que no podemos explicar.
–Es una idea interesante. ¿Cómo se te ocurrió?
–Realmente, no lo sé.
–Digamos, entonces, que por azar.

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